viernes, 21 de enero de 2011

[Ciro Gómez Leyva. La historia en breve] Tomo la mano de Martín Esparza



Si los jefes de información de MILENIO Televisión enviaron al reportero Javier Vega y al camarógrafo Juan Carlos Martínez a trabajar el asunto del rancho de Martín Esparza en Juandhó, municipio de Tetepango, Hidalgo, es porque, suponían, no los estaban mandando a un territorio controlado por un grupo armado, terrorista, criminal.

Era un asunto periodístico. Por eso fueron allá. Solos, en un vehículo de la empresa, con una cámara, un transmisor portátil, sus teléfonos celulares y mil pesos de viáticos. Después ocurrió lo ya conocido.
Comprendo el enfado de la gente de Esparza: nos fuimos a meter a su santuario. Deduzco que los empleados del rancho tienen orden de impedir a toda costa que se grabe la fachada, y que salieron a cumplirla. Por eso nos quitaron el equipo y dañaron nuestro auto. Riesgos del oficio, gajes del oficio.

Reconozco que nos movimos en la delgadísima línea del registro periodístico y la invasión a la privacidad, y que los agresores no tocaron a nuestros compañeros. Por eso, sin desdoro ninguno, acepto la mano de Martín Esparza y lo que nos dijo anoche en MILENIO Televisión: si queremos ir a grabar su propiedad, que se lo digamos y él nos acompaña. Tomo como un gesto de buena lid que el equipo sustraído esté ya en poder de las autoridades judiciales, como nos dijo al aire anoche.

Hasta ahí este capítulo. Ellos a lo suyo, sus protestas y movilizaciones, nosotros al periodismo. Y la crítica.

Me quedo con la inacción de la policía municipal de Tetepango. Tuvo que llegar al rescate la policía estatal de Hidalgo. Nuestro agradecimiento. Y un voto más para el mando policiaco único.

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