Y no es que sus ambiciones sean nuevas, es que son obvias y agravadas por la posibilidad de ganar procesos electorales, pocos, pero posibles, lo que los ha apartado de sus principios partidistas e ideológicos, como hemos visto con sus alianzas contranatura —incestuosas, las llama Carlos Marín— con su enemigo natural, el PRD, que con una cara llama espurio al Presidente de la República y con la otra levanta la mano a sus demonios azules. Es el recurso de que el fin justifica las alianzas y los medios, claro. El priismo tampoco ha superado ambiciones ni métodos, pero tampoco lo oculta, ni le interesa hacerlo.
Ayer por la mañana, al revisar los diarios, vi una fotografía en la que aparecen la presidenta municipal de Naucalpan, Azucena Olivares, del PRI, y Luis Felipe Bravo Mena, del PAN, en un agarre de manos en el que no se distingue quién se la levanta a quién, si él a ella o ella a él, pero los dos celebran algo.
En un periódico dice: La alcaldesa de Naucalpan, la priista Azucena Olivares, levantó ayer la mano a Luis Felipe Bravo Mena, aspirante del PAN a la gubernatura. “Mexiquense con una gran trayectoria política. Bienvenido a su tierra”, dijo la priista ante empresarios y políticos.
Y en otro diario aparece la misma fotografía, en una gacetilla y con esta cabeza: Luis Felipe Bravo Mena levanta la mano a Azucena Olivares.
¿Quién le levantó la mano a quién?
El hecho es que hace unos días la misma Azucena había tachado a Luis Felipe de impreparado, insensible y sin arraigo, por lo que no sería conveniente su candidatura.
Pero luego se ven, se ríen, se toman de la mano, celebran y cada uno da su versión.
¡Y así quieren ganar en 2011, el 12!(…)
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