viernes, 11 de febrero de 2011

[Carlos Ramírez. Indicador Político] Recados del general Secretario - Con México, Obama como Bush




Como si se vivieran tiempos de George Bush en la Casa Blanca, el gobierno del presidente Barack Obama no ha dejado pasar día sin lanzarle a México advertencias de intervencionismo militar por los efectos del combate contra el crimen organizado, aunque en el fondo su interés es geoestratégico y energético.

La lista no es ingenua: la secretaria de Estado Hillary Clinton, la secretaria de Seguridad Interior Janet Napolitano, algunos reportes de inteligencia, los grupos de presión como Human Rights Watch y ahora el subsecretario del ejército de los EU, Joseph Westphal: la Casa Blanca quiere crear un ambiente de incapacidad mexicana para luchar contra las mafias para justificar el envío de Marines a México no para combatir al narco --romperían su fuente de abasto de droga-- sino para proteger los pozos petroleros que hasta ahora no están en peligro.

Y lo confirmó ayer miércoles Napolitano en una comparecencia legislativa: “desde hace algún tiempo hemos pensado qué pasaría si, digamos Al-Qaeda se uniera a Los Zetas, uno de los cárteles narcotraficantes”,

Este es el contexto en el que debe leerse el discurso del secretario mexicano de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, el miércoles 9 para recordar la Marcha de la Lealtad, cuando cadetes del Colegio Militar escoltaron en 1913 al presidente Francisco I. Madero ante el golpe de Estado de Victoriano Huerta, patrocinado e impulsado por el entonces embajador de los EU, Henry Lane Wilson.
La palabra clave del discurso del general secretario Galván fue lealtad: a la Constitución, a las instituciones, a la república, a la sociedad y al presidente de la república. Su mensaje fue directo:
“Ninguna persona, familia o comunidad que se precie realmente de serlo puede consolidarse sin este bastión axiológico. Quienes viven equívocos en el mundo de la ilegalidad, cualquiera de las formas en que ésta se presente, son entes con marcada deslealtad.

“No puede ser ciudadano o esposo, padre o hijo leal a la familia, si se cruza la puerta del hogar para envenenar a sus semejantes con drogas, para privarlos de la libertad o para asesinarlos. No cabe en el hombre lealtad alguna cuando coopta a familiares, amigos o personas ingenuas y encauza la vida de éstos al margen de la ley.(…)

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