miércoles, 2 de febrero de 2011

[Ciro Gómez Leyva. La historia en breve] Cierto, Moreira no ha perdido el invicto



Tienen razón quienes reclamaron la frase de ayer, donde afirmé que Humberto Moreira perdió el invicto en Guerrero sin haber siquiera debutado.

Él hizo una declaración desafortunada al asegurar horas antes de la votación en ese estado que les iba a ir muy bien, y hasta ahí. La derrota debe cargarse a la cuenta de la todavía presidenta del PRI, Beatriz Paredes. Ella fue quien no supo encauzar el proceso para seleccionar candidato, ni pudo evitar la estampida de aguirristas ni corrigió el desorden de la campaña ni metió los refuerzos necesarios.

Por cierto, Manuel Añorve me dijo en entrevista el lunes que Moreira sí llegó a darle un abrazo después de la derrota. Y así fue.

El coahuilense pasó el domingo en Baja California Sur, en donde trabaja con el nuevo joven maravilla tricolor, Ricardo Barroso, 30 años, candidato a la gubernatura que, según distintas mediciones, ha repuntado 20 puntos en las encuestas y puede dar la batalla el próximo domingo.

Al ver el tamaño del desastre guerrerense, Moreira organizó un vuelo express a Acapulco. No queda claro si el propio equipo de Añorve, los beatricistas, la disciplina, la lógica o la confusión hicieron que ese encuentro se mantuviera como privado. Conversaron y voló de regreso a La Paz.

Moreira asume el cargo en un mes. Su cuenta electoral comienza en el Estado de México y Nayarit (julio). Luego viene Michoacán (noviembre) y, dentro de 17 meses, la madre de todas las batallas.

Entonces veremos de qué está hecho. No hoy. Por eso tienen razón quienes reclamaron la frase de ayer. Para perder un juego hay que estar en la loma de las responsabilidades.
Y tirar muy mal. Como Beatriz en su última temporada.

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