miércoles, 2 de febrero de 2011

[Leo Zuckermann. Juegos de poder] La fórmula “resto del mundo”



El año pasado, el PAN y el PRD encontraron la fórmula para ganarle a un PRI que parecía imbatible a principios de 2010: juntarse, encontrar a un candidato popular, aunque sea miembro del PRI, y polarizar la elección entre el voto priista y el antipriista. Como ingeniosamente lo dijo el encuestador Francisco Abundis: que la competencia sea entre el PRI y “el resto del mundo”.

Se trata de una estrategia de pragmatismo electoral puro y duro. Pero, sin ella, el voto opositor al PRI se divide y el PRI gana. En otras palabras, sin pragmatismo estamos condenados al priismo. Muchos se preguntan si conviene la fórmula “resto del mundo” a la democracia. Yo dejo esa decisión en manos del electorado. Si no les gusta, que no voten por ella. Sin embargo, lo que hemos visto ya en muchos estados es que los votantes sí están dispuestos a sufragar por esta extraña fórmula.

La fórmula “resto del mundo” para ganarle al PRI ha resultado en Puebla, Oaxaca, Sinaloa y ahora en Guerrero. Los priistas deben estar preocupados. No está mal porque incluso los puede fortalecer. Al PRI, como a cualquier persona o institución, le conviene tener enfrente una competencia real que los haga mejorar sus sistemas de operación. Sobre todo en la selección de sus candidatos.

En Puebla, el gobernador Mario Marín impuso a un aspirante a la gubernatura que era malísimo. Perdió. Lo mismo ocurrió con Ulises Ruiz en Oaxaca. En Sinaloa, el gobernador Jesús Aguilar se empeñó en mantener a su delfín y dejar fuera de la contienda al priista más popular del estado quien, ni tardo ni perezoso, se pasó al equipo “resto del mundo” y ganó. En Guerrero, ante la ausencia de un gobernador priista, el liderazgo de ese partido se inclinó por Manuel Añorve aunque Ángel Aguirre fuera mejor opción. Otra vez, ni tardo ni perezoso, Aguirre se pasó al “resto del mundo” y triunfó.

Más les vale a los priistas entender que no pueden equivocarse en la designación de sus candidatos. El punto es particularmente importante rumbo a la madre de todas las batallas electorales de este año que será la gubernatura del Estado de México. Si el gobernador Enrique Peña Nieto no opera bien la selección de su candidato, alguno de los infortunados puede pasarse al “resto del mundo”. (…)

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