jueves, 10 de febrero de 2011

[Sergio Sarmiento. Jaque Mate] Eugenio



Me dicen que había estado deprimido, que en el último año le había costado trabajo componer. Es difícil creerlo. Eugenio Toussaint fue uno de los músicos y compositores de mayor talento en la historia de nuestro país. Un genio, como su propio nombre adelantaba.

Desde la adolescencia, cuando sin instrucción musical previa se reunía con amigos a tocar rock, todavía con guitarra, en su casa de la colonia Florida de la Ciudad de México, su talento rebasaba al de cualquiera, incluso en una familia de gran inclinación musical. Entre sus hermanos, Cecilia se convirtió en cantante de rock; Fernando, el baterista, es hoy impulsor del Festival de Jazz de Playa del Carmen; Enrique se dedicó al bajo.

Muy pronto Eugenio se concentró en el piano y el jazz. Formó Sacbé con sus hermanos Enrique y Fernando y otros. En distintas versiones, el grupo se convirtió en los años setenta -y más allá- en la expresión más pulida del jazz mexicano... un jazz crucero con toques de rock.

Una cabeza periodística señalaba ayer "Fallece alma del jazz"... Eugenio lo fue. Nunca dejó de participar en este género. Años después de que empezó a explorar otras formas musicales, en 2008, tocó con sus hermanos en un Sacbé resucitado en el Festival de Jazz de Montreal.

En su último disco, Oinos, música para beber vino, de 2008, con el Eugenio Toussaint Trío que incluía al legendario Eddie Gómez en el bajo y a Gabriel Puentes en la batería, ofreció un piano muy lejano al crucero de Sacbé. Las interpretaciones recuerdan más bien el teclado de Bill Evans, el gran maestro del jazz sutil. Oinos es un disco sibarita, hedonista, con 10 piezas ensoñadoras que se visten con nombres evocadores como California, Toscana y Pinot noir. Debo confesar mi predilección personal por este disco.(…)

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