miércoles, 2 de febrero de 2011

[Sergio Sarmiento. Jaque Mate] Revoluciones




Cuando estalla una revuelta como la de Egipto de inmediato surgen en los medios de comunicación explicaciones fáciles. El problema es que rara vez toman en cuenta los hechos.

Mucho se ha dicho, por ejemplo, que esta revuelta es producto del estancamiento del país. Pero Egipto ha tenido en los últimos cinco años una vigorosa expansión, quizá la mayor de su historia, con un 6 por ciento anual en los últimos cinco años. Solamente China, la India y algunos países petroleros han tenido un crecimiento superior en este tiempo.

Otra razón que se esgrime es la pobreza. Egipto sin duda es un país pobre, pero mucho menos que otros muchos. En 2010, según cifras del FMI, tenía un Producto Interno Bruto per cápita de 6,367 dólares al año ajustados por poder de compra y ocupaba el lugar 103 en la lista de 182 del organismo. Muchas otras naciones de África y del cercano oriente tienen registros bastante peores. Si la pobreza fuera el detonador de las revoluciones, la República Democrática del Congo, Zimbabwe, Liberia, Burundi o Eritrea las habrían sufrido, y no Egipto que es 20 veces más próspero.

Si no es el estancamiento o la pobreza, entonces seguramente es la desi- gualdad. De hecho, ésta ha sido la explicación que más he escuchado, pero los hechos tampoco la avalan. La última cifra que he encontrado para Egipto del índice de desigualdad de Gini (en el que 0 es total igualdad y 100 completa desigualdad) es del año 2000, anterior al periodo de rápido crecimiento de estos años. Sorprendentemente muestra un nivel de 34.4, menor que los de Australia (35.2), Estonia (35.8), Israel (39.2), Nueva Zelanda (36.2), Polonia (34.5), Portugal (38.5), Singapur (42.5), España (34.7) y otros muchos. México, con un índice de 46.1 en 2008, es bastante más desigual que Egipto. Ésta, por lo tanto, tampoco es la explicación de la revuelta de Egipto.(…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario