jueves, 10 de febrero de 2011

Teléfono Rojo



Ovaciones
Sección: Columna
Género: Columna
Publicación: 10 de febrero de 2011
Autor: José Ureña

A estas alturas Manuel Añorve debe estar arrepentido de su engreimiento.

Con él dinamitó su carrera política y arrojó al PRI a un desfiladero del cual no sabe salir.

Aunque la historia recién terminada comenzó en julio, la nuestra arrancó dos años antes, en 2008.

En el segundo trimestre de aquel año, cuando Manlio Fabio Beltrones usó sus oficios para convencer a Beatriz Paredes, el ex gobernador Rubén Figueroa y al priísmo guerrerense, Añorve fue convertido en candidato a alcalde de Acapulco.

Todos trabajaron a favor y para ello hubo muchos pactos.
Uno de ellos, el de nuestra narración, lo denominaron Pacto de La Quebrada.
Hasta la casa de Ángel Aguirre acudió Añorve y el flamante candidato selló:
-Yo para Acapulco, tú para la gubernatura.  

OPERACIÓN LEAL EN ACAPULCO
 Ángel Aguirre cumplió a la letra el compromiso. Estuvo en varios actos de campaña, consiguió apoyos y fue enlace con varios gobernadores y con Manlio Fabio Beltrones.
El día de la victoria, 5 de octubre de 2008, estuvo en el cuarto de guerra y por la noche acompañó a su primo y amigo para levantarle la mano en la celebración de la victoria.

Añorve se coló entre las fisuras de la izquierda, algunas de ellas abiertas desde la ciudad de México por el
propio Beltrones, quien convenció al senador Luis Walton de contender por Convergencia.
Eso impidió la sociedad PRD-PT-Convergencia.
Zeferino Torreblanca, el gobernador más gris de cuantos se tengan memoria en México, impuso a su vez a su candidata Gloria Sierra por el perredismo.

Sin mayor diferencia, Añorve quedó en primer lugar, Walton en segundo y Sierra en tercero.
La dupla Aguirre-Añorve caminaba con éxito y parecía invencible.
Lo confirmaron en las votaciones federales de julio de 2009, cuando se sólo perdieron el distrito de
Zihuatanejo ante el perredismo.
Estaban en la antesala del Palacio de Chilpancingo. 
 
SOFIO RAMIREZ, MI HIJO ANGEL
En julio pasado empezó otra historia.
Tras dos reuniones en las oficinas de la dirigente Beatriz Paredes en el Distrito Federal, se convino imponer a Manuel Añorve como candidato a gobernador.

A la decisión llegó tarde el senador Ángel Aguirre, el priísta mejor posicionado en las encuestas.
Aguirre no se opuso, pero al día siguiente consultó a Paredes para conocer su situación al interior del partido.

-Ponte de acuerdo con Manuel.
Aguirre viajó a Acapulco y citó para un día después por la mañana a Añorve. En su casa de La Quebrada, como en 2008.
El encuentro fue muy tenso.

Añorve Baños preguntó el motivo de la cita.
-Para ponernos de acuerdo, Manuel -contestó Angel.

-¿Qué quieres?
Y Angel desplegó una lista de peticiones: esto para Sofío Ramírez, eso para fulano, la senaduría para mi
hijo Angel en 2012.…

-No -lo frenó Añorve Baños-, no tengo por qué darte nada; el ganador yo soy y tú eres el perdedor.
Aguirre invocó la unidad, pero Añorve rechazó antes de irse.

-Ni te me acerques a mi campaña, porque tú me quitas votos..
Ese mismo día se comunicaron con Aguirre otros actores: el petista Gonzalo Yáñez, el convergente Luis Walton…

Uno u otro, o los dos, llevaron esa noche a Aguirre con Marcelo Ebrard y Manuel Camacho.
Lo demás es estadística: ese apestado venció a Añorve con 14 puntos.

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