miércoles, 2 de marzo de 2011

[Jorge Fernández Menéndez. Razones] De visita en la Casa Blanca



La captura del considerado autor intelectual del asesinato del agente estadunidense Jaime Zapata, a unas horas del encuentro entre el presidente Felipe Calderón y su homólogo estadunidense Barack Obama, sin duda colaborará para distender esa reunión que necesariamente deberá redefinir varios aspectos de la relación bilateral, en el ámbito de la seguridad, pero también más allá.

Olvidada aquella extraña opinión de que el presidente Calderón había sido “convocado” a la Casa Blanca, luego del asesinato del agente Zapata (lo cierto es que el encuentro estaba planeado desde semanas atrás, para evaluar lo realizado en términos de seguridad bilateral), lo que se deberá plantear en estas horas en Washington es la forma en la que se trabajará en el futuro en la relación bilateral, en estos años clave para la reelección o no de Obama

Que el encuentro se dé en medio de la importantísima rebelión en los países árabes y ante la inminente (esperemos que así sea) caída de Gadhafi, donde los intereses de Estados Unidos son tan altos, no deja de ser significativo y refleja, también, la importancia que el tema de la seguridad en México implica para la Unión Americana, sin descartar la migración, sobre todo cuando están comenzando a profundizarse las tendencias racistas, como las de Arizona, cuyo gobierno está empeñado en dar una vuelta de tuerca tan brutal en la política migratoria, que viola hasta la esencia de la Constitución estadunidense.

El asesinato de Zapata fue utilizado por algunos sectores para ahondar esa tendencia, pero la misma fue frenada a nivel federal por distintas declaraciones que pusieron en perspectiva el tema, sobre todo por el jefe del comando norte, el almirante James Winnefeld, quien recordó que Estados Unidos había perdido a un agente, pero que México había perdido dos mil en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, lo que quedó en claro es que los ataques contra Estados Unidos no eran casuales, como lo confirmó la detención, en Saltillo, de Sergio Mora, apodado El Toto, jefe de la operación de Los Zetas en San Luis Potosí y quien confesó haber ordenado ese ataque.(…)

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