viernes, 4 de marzo de 2011

[Jorge Fernández Menéndez. Razones] El PRI de Moreira


Será diferente, por perfil, por generación, por expectativas, pero sobre todo por estilo. El PRI de Humberto Moreira va a ser distinto al de Beatriz Paredes. Sobrará quien diga que un partido tan añejo como el PRI ya no puede cambiar, que, para mal o para bien, ya tiene una genética tan marcada que ningún dirigente puede transformarla. En parte es verdad, pero sólo en parte: el PRI en esta última década, desde que perdió el poder, ha tratado de encontrarse, de adecuar esa genética a una nueva realidad. Y ahora que se acerca una elección en la que tiene posibilidades reales de regresar al gobierno, ha tratado de aprender de sus errores, aunque muchas veces le termine ganando la soberbia o la convicción de que el poder es su destino ineludible.

Perdió en 2000 porque no comprendió el momento, porque actuó como siempre lo había hecho pese a venir de una etapa de violencia inédita: quienes se escandalizan de la violencia actual, desde todo punto de vista terrible, ¿olvidan que la génesis de ese México brutal estuvo en 1993 y 1994?, ¿que allí murieron hombres y mujeres, un cardenal, un candidato presidencial, un líder del Congreso, que hubo un levantamiento armado, que se vivió la peor crisis económica de la historia contemporánea, que a todo ello le siguió una escandalosa ola de acusaciones y rumores y que prácticamente todos los personajes que participaron en esas historias, en el PRI, en el PAN y en el PRD, siguen vigentes y actuando?

Dejó en la presidencia del partido a Dulce María Sauri para intentar recoger los pedazos que había producido aquella derrota y pensando que el nuevo régimen lo aniquilaría. Pero no fue así: tuvo tiempo y espacio para comenzar otra vez.

Eligió como su primer presidente en la transición al hombre que se había opuesto a Zedillo, a Roberto Madrazo. Representaba, sobre todo, al PRI que buscaba la revancha. Y Madrazo no era un mal dirigente, pese a sus negativos, para un PRI que se quería mucho más combativo por una parte y constructor de nuevos acuerdos por la otra. Madrazo llegó a la presidencia del PRI acompañado, ahora también ese dato se suele olvidar, por Elba Esther Gordillo. Juntos le ganaron por un puñado de votos a Beatriz Paredes.(…)

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