miércoles, 2 de marzo de 2011

[Julio Hernández López. Astillero] Felipe regresa a Casa (Blanca)



  • Personalidades múltiples
  • Dólares y baile canino
  • 250 blindados antinarco


Es probable que ni siquiera el propio Felipe Calderón sepa bien a cuál de sus múltiples y encontradas personalidades habrá de privilegiar este jueves, cuando concurra a la Casa Blanca para una cita de última hora que le fue programada en función del creciente descontrol en México a causa del narcotráfico y en especial por el asesinato de un agente del espionaje diplomático acreditado aquí.

En la mayor debilidad política posible en 2006, según valoraciones hechas por el entonces embajador Tony Garza y de acuerdo a las filtraciones de Wikileaks que fueron entregadas a La Jornada, Calderón dedicó sus mejores esfuerzos posteriores a la tarea de agradecer el apuntalamiento estadunidense, convirtiéndose en el ocupante de Los Pinos que en términos concretos y medibles mayor sometimiento ha mostrado hacia Estados Unidos (presea de entreguismo ni siquiera alcanzada por el orgullosamente proyanqui Vicente Fox, cuyas limitaciones personales le impidieron hacer peores cosas). 

Pero, a pesar de todo lo que ha hecho para tratar de conseguir un trato de socio, de cómplice, de servicial contraparte, el poder estadunidense nunca ha mostrado el reconocimiento que Felipe cree merecer, ni ha dado ayuda económica suficiente a través de la Iniciativa Mérida siempre en regateo, ni ha hecho guiños creíbles de atención a las peticiones de freno al tráfico de armas, ni ha hecho homenajes ni festejos a quien ha hecho correr ríos de sangre, al sur, para que en el norte fumen, ingieran o se inyecten las mercancías que allí son de virtual libre tránsito.

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