La Jornada Aguascalientes
Género: Opinión
Publicación: 8 de junio de 2011
Autor: Vicente Pérez Almanza
Corría el año de 1951 cuando el entonces Presidente Miguel Alemán Valdez estableció el7 de junio como el día de la Libertad de Expresión, para 1976 Luis Echeverría añade a esta celebración, la entrega del Premio Nacional de Periodismo. A lo largo de la historia en México la relación gobierno prensa ha sido en pocas palabras: compleja. Dentro de la Constitución, hay un par de artículos que sustentan la libertad de expresión y prensa. El sexto dice: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que atente a la moral, los derechos
de terceros o provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado”. Por su parte el Artículo séptimo establece que: “Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresos, ni coartar la libertad de imprenta que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública”. Así de claro, las personas son libres de expresar e incluso plasmar libremente sus ideas, siempre y cuando no se atente a la moral, se dañe a terceros o se altere el orden público, de ahí en más sus comentarios y los míos deberán ser escritos sin mayor oposición que los ojos y oídos que no quieren leer ni escuchar. Ahora bien, la censura gubernamental que atenta a la libertad de expresión y de prensa existe y no hay quien pueda decir lo contrario teniendo un ápice de honestidad y dos rayitas de moral en su actuar. El acallamiento de la expresión libre no se da a través de castigos y sanciones judiciales o administrativas, sino con técnicas de represión económica, con chantaje y favoritismos. Cuando mencionaba la complejidad de la relación entre el Gobierno y los medios de comunicación (quienes representan a grosso modo la libertad de expresión y prensa) me refiero al yugo que el poder gubernamental aplica sobre los medios en todos los sentidos, desde decirles qué deben publicar so pena de no ser “apoyados” hasta el punto de asfixiarlos para hacerlos desaparecer luego de convertirse en voces disidentes a las del poder. La libertad de expresión en los medios de comunicación, desgraciadamente no existe, usted observe cada día las noticias principales, todas sufren de una enfermedad inducida llamada “declaracionitis”. Dijo, opinó, expresó, comentó, afirmó… ¿Quién? El gobierno, claro está, en todos sus niveles, en cada uno de sus personajes. Como noticias recibimos citas textuales y peor aún, mentiras, “Se está ganando la guerra contra el crimen organizado”, “En materia de empleo estamos mejorando”, “La educación es maravillosa”. O qué le parece leer disparates como los mencionados por Ernesto Cordero, Secretario de Hacienda: “México no es un país pobre, los pobres son los mexicanos” o esa frase llena de indolencia que decía “Con ingresos de 6 mil pesos al mes hay familias mexicanas que tienen el crédito para una vivienda, que tienen el crédito para un coche, que se dan el tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas”. Sí, yo también me quedé con la boca abierta cuando escuché y después leí eso. Mentiras expresas, esas son las notas que ven la luz, esa es la información que todos debemos conocer, el camino a un mundo de fantasía; México es el país de nunca jamás, nunca jamás pasa nada malo y quien piense lo contrario miente, ese el razonamiento de Felipe Calderón y si nos ponemos a reflexionar, ese es el pensamiento de los gobernantes que no aceptan cuestionamiento alguno a su actuar. Hacerle una pregunta “incomoda” a los funcionarios es prácticamente imposible. ¿La crítica? eso no es libertad de expresión. ¿Investigar anomalías, destapar cloacas políticas y gubernamentales? eso no es libertad de prensa, eso es terrorismo dirían los que pagan por aparecer en
los titulares informativos. En México se atenta contra la libertad de expresión y prensa, se publica la mentira, se apoya a los amigos y se desaparece a quienes difieren del sistema. Los gobiernos buscan flores, palmadas en la espalda y aplausos en todas sus acciones. Habrán cosas que se deban reconocer, estoy de acuerdo, pero hacer bien su trabajo es precisamente eso, su trabajo. A los reporteros, a los periodistas, a los libres pensadores y a quienes se atreven a expresar sin temor sus ideas, los resultados de sus investigaciones, a quienes a través de la construcción de comentarios críticos abonan mucho en favor de una sociedad informada, a todos ellos que son honestos con su profesión y con la sociedad, vaya desde este espacio mi reconocimiento por su trabajo y por su valentía. A quienes mienten, a quienes engañan e intentan comprar reconocimientos y alabanzas sólo les diría: hagan su trabajo. Hagan lo que les corresponde, acepten la crítica y reaccionen a ella trabajando con más dedicación. Bien dicen: “Alabanza en boca propia es vituperio”, dejemos entonces que hablen bien o mal de nosotros pero que sean los ciudadanos quienes libremente lo expresen.
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