Julio César Godoy Toscano es una agrura para el gobierno federal y el PAN. Aunque el llamado “michoacanazo” es una muestra terrible de los errores del gobierno federal y del sistema judicial (casi todos los acusados están libres), el golpe lo resintieron en la figura del ahora diputado federal y hermano de una de las cabezas del PRD: el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy.
“El fuero que ostentan los legisladores no debe ser una apuesta de impunidad”, dice la coordinadora del PAN en San Lázaro, Josefina Vázquez Mota, en el editorial de la Revista Semana, órgano de la bancada. Y pide revisar el fuero. José Francisco Blake Mora, secretario de Gobernación, anunció desde Morelia que usará “todos los instrumentos” a su alcance para revocar el fuero, y dijo que la PGR solicitará al Congreso un juicio para procesar a Godoy Toscano. La misma autoridad ha puesto a disposición de periodistas grabaciones en las que supuestamente el legislador tendría una conversación con Servando Gómez La Tuta, uno de los líderes de La Familia, el grupo criminal michoacano. Pero esas son sólo declaraciones y acciones mediáticas.
En los hechos, está complicado que la ofensiva tenga el efecto buscado: el PAN no es mayoría en el Congreso, y PRD, PT y Convergencia negociaron con el PRI validar la toma de protesta de Godoy, quien mostró músculo hasta al entrar a la Cámara de Diputados: iba en la camioneta del vicecoordinador de la bancada perredista, Guadalupe Acosta, y estuvo escondido en las oficinas del líder, Alejandro Encinas. Además está el mismo “michoacanazo”: imaginemos que lo desafueran; por la víspera, es posible augurar que saldrá libre. Como todos los demás. Por eso Godoy Toscano es una agrura.
Una ruptura en la izquierda no tendría que esperar a 2012. Andrés Manuel López Obrador planteó ayer que si se aprueba la alianza PRD-PAN para el Estado de México en 2011, su movimiento lanzará un candidato propio. Aunque va retrasada dentro del PRD-Edomex la discusión sobre la posibilidad del abanderado común, los aliancistas están muy cerca de alcanzar los 169 votos necesarios. Es decir: es muy probable que se vote por un sí, lo que empujará al movimiento de AMLO a mover sus propias fichas y a que la izquierda se fracture antes de las presidenciales. (…)
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