miércoles, 8 de septiembre de 2010

Carlos Marín. El asalto a la razón, ¿En qué diablos consiste el protocolo?



El más reciente daño colateral del combate a la narcoviolencia (un vehículo baleado por soldados en la carretera México-Nuevo Laredo, con dos civiles muertos y cinco más heridos como saldo) vuelve inaplazable, mientras el Congreso tiene a bien modernizar las leyes, la difusión masiva de un protocolo preciso.

Con Ciro Gómez Leyva, uno de los deudos negó que la desgracia ocurriera en un retén, y afirmó que su cuñado trató de rebasar un convoy militar.

Pero ¿quién sabe qué hacer cuando un soldado le marca el alto? ¿O quién que los convoyes tienen derecho de paso?

Flavio Riveros Cadena sugiere que la Secretaría federal de Seguridad Pública propague “cómo comportarnos”: ¿bajar la velocidad?, ¿encender las intermitentes?, ¿tener
las manos a la vista? O,

“si topa con un convoy del Ejército circulando, evitar en lo posible rebasarlo a alta velocidad…”.
No hay duda: se impone (¡pero en chinga!) una campaña específica de difusión sobre qué deben hacer los civiles ante policías y militares.

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