lunes, 27 de septiembre de 2010

Jorge Fernández Menéndez. Juegos de poder, El Mono Jojoy y México



La caída de Jorge Briceño, también conocido como El Mono Jojoy, en la selva colombiana, es un golpe demoledor para las FARC, un paso importante para consolidar un proceso de pacificación más amplio que el actual en Colombia y también una buena noticia para México, porque este hombre era uno de los principales proveedores de drogas, de cocaína, para los cárteles de nuestro país.

Briceño, su verdadero nombre era Víctor Julio Suárez Rojas, era un hombre despiadado, el más duro y radical de los dirigentes de las FARC, el último que quedaba de origen eminentemente campesino (nació, creció y vivió siempre en las estructuras de las FARC, su madre había sido cocinera de sus dirigentes fundadores y no conoció otra vida fuera de esa organización), era también el que se ocupaba de las actividades más sucias: el narcotráfico, el tráfico de armas, el negocio y la administración de los secuestros. Era también el más cruel con sus cautivos, el que más ejecuciones realizó y el que implementó los actos terroristas más crueles contra la población civil.

En México hay innumerables versiones sobre su relación con diversos grupos del crimen organizado, pero la única que está absolutamente comprobada es la que se dio a fines de los 90 con los Arellano Félix cuando envió al médico colombiano Jorge Cherry a México para coordinar toda una operación de intercambio de drogas por armas. El enviado por El Mono Jojoy portaba consigo un par de DVD en donde Jojoy se presentaba con los Arellano para dar aval a su enviado. Antes de la caída de Cherry, se verificaron, por lo menos, dos envíos de cerca de una tonelada de cocaína entregados por las FARC a los Arellano Félix. Mucho más recientemente, según las autoridades colombianas, la red de traficantes detenidos el mismo día que Édgar Valdez Villareal, La Barbie, su jefe, en Colombia, trabajaba directamente con los grupos del Mono Jojoy. También se supone, la información disponible que publicamos en el libro Las FARC en México (Aguilar, 2008) así lo hace suponer, que integrantes de grupos armados en México recibieron entrenamiento militar con las columnas de Jojoy en el pasado inmediato. Como ahora en su cuartel general se recuperaron decenas de computadoras y memorias USB habrá, sin duda, en el futuro cercano, muchísima información adicional.

Su muerte, y la destrucción del principal campamento de las FARC en territorio colombiano (nadie sabe con certeza el tamaño de los que están en la frontera con Venezuela, porque se asegura que se encuentran en territorio venezolano) golpearán la producción y distribución de drogas porque de esa zona del sur del país es donde están los mayores productores. No será un proceso inmediato porque las FARC, como los otros cárteles colombianos de la droga, cada día más asociados con los mexicanos, tienen amplios depósitos de cocaína en las sierras de su país (y se asegura que también en las naciones centroamericanas), para enfrentar la escasez de ese recurso.(…)

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