+ Golpe de Estado de Carrillo Olea
+ Y romper alianza Sedena-Marina
Como chivo en cristalería, el general retirado Jorge Carrillo Olea parece embestir sin ton ni son. El problema, en realidad, no es que lo haga, sino que trata de sembrar la insidia en las fuerzas armadas y con ello debilitarlas en la lucha contra el crimen organizado.
Hace poco Carrillo Olea se metió en problema en Morelos cuando se sintió humillado sólo porque el alcalde Cuernavaca no le respondía el teléfono y arremetió contra el PRI, olvidando que fue deshonrosamente echado del cargo de gobernador priísta en 1998 porque sus principales funcionarios judiciales eran las cabezas del crimen organizado en la entidad.
Ahora Carrillo Olea trata de sembrar zancadillas en la sólida relación entre la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina en la lucha contra el narcotráfico y convoca a romper la lealtad de los militares al presidente de la república.
Forjado en las áreas de seguridad --control de contrabando, puertos, coordinador de lucha contra el narcotráfico, Centro de Información y Seguridad Nacional--, Carrillo Olea llegó al gobierno de Morelos en octubre de 1994 y cayó en 1998 porvinculaciones con el crimen organizado. Ascendió a posiciones privilegiadas en el ciclo neoliberal iniciado en 1982. En 1989 fue encargado de transformar la Dirección de Investigación y Seguridad Nacional en Centro autónomo y el presidente Carlos Salinas le inventó un centro antinarcóticos en la PGR porque no podía ser subprocurador debido a su carrera ajena al derecho.
Retirado con el grado de general brigadier, Carrillo Olea ha derivado en articulista en La Jornada. En una de sus últimas colaboraciones, la del 26 de agosto, lanzó la tesis de una ruptura entre el ejército y la marina: “evidenciar que cada día es más frecuente la irritación, principalmente en el Ejército, aunque también en la Marina, por lo que está pasando en términos de laviolación a los espacios naturales de su actuación y operación y, consecuentemente, en la percepción e interpretación que de ello tienen sus miembros y la sociedad”.
Sin embargo, los primeros sorprendidos han sido los altos mandos de esas dos armas, sobre todo porque, como nunca, la colaboración ha sido creciente, al grado de utilizar instalaciones de unos para servicio de los otros y de mantener oficiales de enlaces en los respectivos estados mayores. El problema sería anecdótico de no ser por el hecho de que Carrillo Olea, como experto --es un decir-- en información de inteligencia, debiera ser más riguroso en el manejo de los datos. (…)
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