En Michoacán se dará una lucha política que tiene muchos paralelos con las que se vivirán en distintos puntos del país, en julio del año próximo, los comicios presidenciales. Tres candidatos competitivos, corrientes internas fuertemente representadas por cada uno de ellos; una situación volátil en términos de seguridad, con grupos criminales que participan, y fuerte, en el proceso político (y lo han infiltrado), pero que también se encuentran en un punto de inflexión en su correspondiente combate con las fuerzas de seguridad. Todo eso lo encontramos en Michoacán para las elecciones de noviembre, donde Silvano Aureoles es ya el candidato del PRD, Luisa María Calderón del PAN y Fausto Vallejo del PRI.
Los tres son competitivos, cualquiera de ellos puede ganar la elección y todos tienen costos que sobrellevar. Aureoles no parecía la principal opción del gobernador Leonel Godoy, pero eso no debería afectar al senador perredista. La imagen del gobierno de Godoy, entre la violencia, el michoacanazo, la situación de su medio hermano Julio César, prófugo de la justicia, y la evidente falta de control en el estado, no son la mejor carta de un candidato perredista. Aureoles querrá competir con un perfil muy independiente de Godoy y deberá hacerlo, además, con un difícil, complejo, marco de autonomía respecto a Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, porque su campaña transcurrirá durante la lucha interna, cada vez más abierta y menos amistosa, entre los dos precandidatos perredistas. Y Michoacán, en ese proceso interno, significa muchos votos, al mismo tiempo que constituye, junto con el DF y Guerrero, prácticamente las únicas posiciones reales de poder del perredismo. Mantenerse al margen de la lucha interna será casi tan complejo como ganar la elección y en buena medida determinará el desempeño de Aureoles.
En el PAN, el triunfo muy amplio de Luisa María Calderón, la hermana del presidente Calderón, también definirá muchas cosas dentro del panismo. Luisa María le ganó dos a uno a Marko Cortés, el joven dirigente panista que contaba con el respaldo de Santiago Creel.
El presidente Calderón no intervino en el proceso, pero el peso del apellido, independientemente de la carrera propia que ha tenido la ahora candidata, no sólo vuelve competitivo al partido en la entidad, sino que también tendrá repercusiones en el proceso interno del panismo en la búsqueda de la candidatura presidencial.(…)
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