miércoles, 3 de agosto de 2011

Más tecnología, menos valores: Sexting



La Jornada Aguascalientes
Género: Opinión
Publicación: 3 de agosto  de 2011
Autor: Vicente Pérez Almanza
Contrario a lo que muchos pueden pensar, creo que la profunda crisis en la que estamos sumergidos aunada a factores sociales como la pérdida de valores son las causantes de la mayoría de los problemas que padecemos en la actualidad. Desconozco si se trate de un asunto de seguridad con dimensiones nacionales, una simple moda o un tema de esos llamados “cortinas de humo” que atraen la atención de la opinión pública, sin embargo ¿Ustedes se han percatado de la cantidad de “ciberpeligros” a los que los jóvenes están expuestos?

Es la tecnología actuando en contra de nosotros mismos, un “frankenstein” invadiendo nuestra esfera de privacidad, rompiendo los límites entre lo estrictamente íntimo y lo maliciosamente público. “En cuanto le envías el mensaje ya no controlas la imagen” dicta una campaña española que intenta prevenir a los chicos y chicas al respecto de los peligros del fenómeno denominado “sexting” ¿Saben a qué me refiero?

Como todas las palabras de moda que regularme provienen del habla inglesa, el “sexting” surge de la contracción entre “sex” y “texting” que se utiliza para referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medios digitales. Al principio sólo era el texto, ahora son imágenes también, ya sean fotografías o los mismos videos. En español lo llaman “sexteo”.

Está claro que no es nada nuevo, puesto que hasta en la literatura se encuentran antecedentes cuando Romeo y Julieta intercambiaban cartas con altos contenidos amorosos. El problema es ahora cuando las personas confunden o simplemente no entienden los límites y lo que debería ser asunto entre dos se convierte en dominio popular. Una chica (puedes ser tú o tu vecina, tu compañera o una familiar) se toma una foto o se filma en actitud seductora, semidesnuda o desnuda y lo envía por mensaje al celular de un chico. 


Él lo reenvía a sus amigos con o sin su consentimiento y ellos lo difunden por las redes sociales, por sitios web o por chat. Así funciona el "sexting". Mañana esa foto estará en cualquier parte, en manos de personas de las cuales desconoces sus intenciones, quizá sólo sea pasar un buen rato, puede ocurrir que recibas vía correo electrónico ofertas de trabajo como modelo o edecán o muy probablemente podría terminar tu imagen en algún sitio de contenido pornográfico.

Es la última moda entre los adolescentes y las nuevas tecnologías, pero lo que parece ser un juego tiene sus riesgos. Hoy prácticamente cualquier dispositivo tiene cámara; la tienen los teléfonos, las computadoras personales, los reproductores de música, los videojuegos portátiles vaya hasta se pueden encontrar bolígrafos que ahora tiene la posibilidad de grabar video o capturar fotografías, en conclusión esta tecnología se encuentra en todas partes. Las imágenes pueden obtenerse con o sin el consentimiento de las personas, al igual que la difusión de las mismas, lo cual ya es un asunto grave, puesto que se actúa de mala fe. Las relaciones afectivas hoy en día son tan complicadas, diversas y efímeras, que hoy son y mañana ya no. ¿Qué pasará con todas esas imágenes eróticas que ahora tiene en su poder el ex novio o la ex novia? Es haber perdido el control sobre la imagen ¿Recuerdan?

Los estudios al respecto aún son pocos, es complicado obtener información que detalle el comportamiento del “sexting” entre la juventud, sin embargo los esfuerzos realizados arrojan datos que habrían de ocasionar que nos pongamos a pensar al respecto. En una encuesta realizada en 2010 entre 1,200 jóvenes, se obtuvo que el 40% de ellos acepto haber mandado o recibido imágenes de contenidos eróticos. La mitad de los practicantes del “sextig” son mujeres. El 60% de los chavos habían enviado las imágenes a su novio o novia, pero el 11% afirmó haberlos enviado a personas que ni siquiera conocían. El 80% de quienes practican “sexting”, según esta encuesta, es menor de 18 años. El rango de edad fue de chicos entre 13 y 18 años.

Los menores son más vulnerables, su juventud los hace poco conscientes de la importancia de la privacidad y de los riesgos que se tienen al perderla. Prácticamente en todo internet se pueden encontrar a través de sitios y redes sociales, fotografías en actitudes y poses provocativas. El “sexting” suele ser la antesala a otros peligros que traspasan el mundo cibernético. Esta práctica es una amenaza que puede afectar a quien vea difundida su imagen en la red, ya que puede derivar en cualquier tipo conflictos que los marquen de por vida.

En “sexting” se pueden abordar factores sociales, familiares, psicológicos, educativos, tecnológicos e incluso aspectos legales; en este sentido, el Código Penal establece que quien procure, obligue, facilite o induzca por cualquier medio a una o varias personas a realizar actos sexuales o de exhibicionismo corporal pueden ser acusados de pornografía infantil cuya condena va de los 7 a los 12 años de prisión.

Lamentablemente en Aguascalientes el “sexting” ocurre sin que las autoridades respondan ante el fenómeno, como no lo han hecho contra el “bullying”. De manera desafortunada también comprendo que es muy complicado saber cómo y cuándo actuar. La tecnología corre mucho más rápido que la educación, en el caso de la sexualidad, aún se educa a la antigua hablándoles a los jóvenes sobre órganos sexuales, embarazo y métodos anticonceptivos, en vez de orientarlos sobre tecnología y sus implicaciones en este ámbito.



El “sexting” es una actitud que muestra como los adolescentes están cayendo en la tentación de exhibir su propio cuerpo o el cuerpo de otros sin darse cuenta que dicho comportamiento no es normal y hasta podría ser peligroso. El problema está en la banalidad de considerarse por la belleza física objetos eróticos que sólo pueden ser valorados por su sensualidad. Es menester de los padres de familia y los adultos, así como las autoridades pertinentes trabajar de nueva cuenta en el fortalecimiento de los valores sociales así como los individuales. Los peligros a los que están expuestos nuestros jóvenes son algo más que una moda, son producto de una sociedad que ha perdido la capacidad de valorar a los humanos por lo que son.

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