miércoles, 27 de abril de 2011

Muy lejos de la paridad en América Latina


Bolpress (Bolivia)
Género: Nota Informativa
Publicación: 26  de abril de 2011  - 12:15
Autor: Sara Lovera

México, (SEMlac).- Los próximos meses de 2011 serán decisivos para América Latina en el terreno electoral, aunque no para las mujeres, cuyas limitaciones de promoción y liderazgo siguen vigentes. Habrá elecciones presidenciales en segunda vuelta en Perú en junio; en Guatemala, en septiembre, en Argentina en octubre y en Nicaragua en noviembre, con varias mujeres en la pasarela electoral. 
Las campañas han incluido discusiones sobre la participación política de las mujeres, aunque la realidad pintada por un estudio minucioso presentado en el Foro Hemisférico sobre la Ciudadanía de las Mujeres, en Washington, del 4 al 6 de abril, evidencia que es necesario y urgente adoptar sanciones para los partidos comprometidos a promover a las mujeres en sus estatutos y que no cumplen.
Realizado en 18 países de la región, el estudio "Partidos políticos y paridad: la ecuación pendiente", demuestra que, pese a los avances en participación de las mujeres en los últimos 20 años, lapso en el que ha habido nueve jefas de gobierno, el avance no es lineal ni progresivo y la participación femenina es "volátil e incierta".
Para afirmar los hallazgos, se ha creado la base de datos: Género y Partidos Políticos en América Latina (GEPPAL), disponible para las mujeres en procesos electorales, que aporta información comparativa para mujeres y hombres de los 94 partidos políticos estudiados.
Según el estudio, pese a que en promedio las mujeres son 51 por ciento de la base de los partidos, apenas tienen 16 por ciento de las presidencias o secretarías generales y no llegan a 20 por ciento en cargos de los comités ejecutivos.
La mexicana Carmen Ojesto, coordinadora de mujeres del partido Convergencia (de la coalición de izquierda), sostiene que hay miles de ellas que pueden ocupar puestos electorales, con capacidad y destrezas suficientes para dirigir a sus comunidades.
Es en este contexto que el estudio revela esa volatilidad caprichosa que impide que se consiga una masa crítica de 30 por ciento de mujeres, como lo plantea la meta tres de los objetivos del Milenio, que es la representación mínima, sin la cual es imposible producir cambios sustantivos. (…)

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