La Jornada Aguascalientes
Género: Opinión
Publicación: 4 de noviembre de 2011
Autor: Oswaldo Rodríguez García
El asesinato del Alcalde panista de la Piedad, en Michoacán, Ricardo Guzmán Romero, viene a intranquilizar una jornada electoral que de por sí ya se sentía complicada por la inseguridad que se vive en aquel Estado.
Sin embargo, a escasos días de cerrar el proceso electoral las condiciones de una ejecución se convierten en un botín político de quienes aprovecharan la sicosis colectiva.
Las cosas no viene fáciles para quienes controlan los cacicazgos de poder en esa región, además, ante el descontento social por la mala administración calderonista, “cocoa”, hermana de FeCal, tiene todas las posibilidades de perder esa elección, a menos, claro, que intervenga el Estado federal para evitar una derrota política, más que electorera, de la familia en el poder.
Es claro que los cotos de poder político que ahí se desenvuelven, querrán aprovechar la adversidad de una jornada electoral manchada de sangre y de incertidumbre. Es la oportunidad de oro de aprovecharse del enrarecimiento del proceso ante un ambiente hostil, en donde reina el miedo entre los habitantes.
Esta situación pone en peligro un ejercicio democrático trascendental para quienes pretendan ejercer su derecho y externar su inconformidad, ya que ante la imposibilidad del Estado de garantizar una jornada segura o la complicidad para que ello suceda, los miles de votantes que pretendían votar no lo harán.
Estas circunstancias tan particulares que se están dando en Michoacán benefician a quienes viven pegados al poder por la mera movilización de estructuras, mismas que en una región tan marginadas, resultan baratas de manejar y más con un alarmante presentimiento de abstencionismo desmesurado.
Es predecible entonces, que las estructuras partidistas, mantenidas con necesidades y miedo, serán las grandes triunfadoras en ese Estado, ya que ante una votación baja, será fácil avalarle su estadía en el poder a la familia Calderón o de los que negocien con el Revolucionario Institucional, dueños de la mayoría de las estructuras.
Todo este cochinero, en donde son capaces de maquinar mártires, sacrificar familias y abandonar el futuro e historia de un pueblo completo, es la antesala de lo que será el proceso 2012, en donde está en juego la silla de los Pinos y el jugoso presupuesto que asegura otros sexenios de pobreza y de terror.
Así han venido jugando los últimos años en el resto del país, poniendo gobernadores como piezas de ajedrez, movilizando sus masas, sus estructuras, negociando futuros y comprando voluntades, aprovechándose de un pueblo, pobre, ignorante y aterrado.
Hasta hoy les ha salido el juego, tienen a gobernadores como brazos armados de su guerra sucia, incluso han desmantelado las instituciones para convertirlas en botines políticos y premios de complicidad. Los programas sociales son basados en la dadiva y quienes no pretenden ser parte de esa mafia, simplemente son sacados de la jugada, ya sea física o mediáticamente.
A partir de ayer, en donde fue evidente la intervención del Gobierno para manchar el proceso en Michoacán, escucharemos un sinfín de discursos y posturas garantizando la tranquilidad, condenando los cobardes hechos y prometiendo, una vez más, que se dará con los culpables, los cuales, dicen, serán castigados con todo el peso de la Ley… pero esto se repite año con año cuando una jornada se prevé de derrota para quienes manejan los hilos del poder.
Es absurdo el panorama que montan luego de cada acción en contra de jornadas electorales seguras, para ello se planean y exhiben siempre las estrategias con las diferentes instancias electorales, hacen ruedas de prensa con el Ejercito, las procuradurías, jueces y hasta personajes de distintos partidos políticos, sin embargo, ante la opinión pública el golpe esta dado, muchos ya no saldrán a votar y esa ignorancia o miedo será capitalizada por los que pase lo que pase se aferraran al poder.
Nos tocará a los ciudadanos lograr que el proceso electoral del año entrante transcurra sin sobresaltos, vigilantes y exigentes del establecimiento de reglas claras, para que quienes se involucren en este proceso lo hagan con tranquilidad y civilidad, preparar la jornada electora detectando puntos de riesgo para la instalación de casillas, además de planear el traslado y resguardo del material electoral, pero esas tareas deberemos seguirlas nosotros, sin esperanzarnos a espectaculares operativos gubernamentales y protegiendo nuestro voto de la especulación en que cae con el manejo de las estructuras partidistas.
Dejemos la organización del proceso de lado por el momento, lo que estamos buscando es que el desarrollo de nuestro proceso electoral, particularmente durante la jornada electoral en el 2012, se realice con tranquilidad, con seguridad para que todos los ciudadanos puedan a salir su voto a favor del candidato de su preferencia, no del que determinen las estructuras luego de infundir pobreza y miedo.
Desgraciadamente serán recurrentes escenas como las de antier en Michoacán, pero nuestra democracia y futuro pueden más que la sicosis que nos quieran infundir, salgamos todos a votar.
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