Los dos primeros procesos electorales de este año van seguidos: este domingo Guerrero y el siguiente Baja California Sur, dos entidades gobernadas por quienes en su momento fueron candidatos del PRD, que hoy muestra los resultados de su descomposición interna y de cómo el poder los iguala.
Hace 12 años, en Guerrero, René Juárez (PRI) ganó a Félix Salgado Macedonio (PRD) una elección muy cerrada siendo gobernador de aquella entidad Ángel Aguirre Rivero, quien había llegado al cargo de sustituto a la caída de Rubén Figueroa tras la matanza de Aguas Blancas.
Seis años después, el PRI perdió Guerrero con Zeferino Torreblanca, postulado por el PRD.
Hoy, a un sexenio de distancia, este partido tiene como candidato al senador priista con licencia, Aguirre Rivero, y el PRI a su primo Manuel Añorve, dos veces alcalde de Acapulco.
El proceso ha sido manchado por la paliza a un delegado del PRD ante el instituto local electoral, el asesinato del dirigente del PRI en Atoyac de Álvarez y la conversación entre el mismo Aguirre Rivero y la senadora perredista Claudia Corichi, en la que se ofrecen apoyo mutuo en dulces y libros y el envío a Acapulco de cien locos zacatecanos que sólo quieren desquite, grabación que han denunciado ante la PGR la legisladora zacatecana y el PRI guerrerense.
En medio de esto se da un apoyo electoral extraordinario: diputados del PRI y senadores del PRD realizan sus plenarias en Acapulco, en tanto que los diputados perredistas la hacen en Ixtapa, actos de campaña con cargo al presupuesto.
¿Y el PAN?
Bueno, el PAN anda de fiesta, apostando por la derrota del PRI en ambos estados para que no arranque 2011 con dos victorias seguidas, escenario posible, y con posibilidades de ganar Baja California Sur con un perredista.
El que su candidato testimonial en Guerrero, Marcos Efrén Parra Gómez, haya declinado anoche a favor del candidato del PRD-PT-Convergencia, lo confirma.
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