miércoles, 19 de enero de 2011

[Ciro Gómez Leyva. La historia en breve] Los marinos no son unos asesinos


Termino de leer el oficio 0258/11 que la Unidad Jurídica de la Secretaría de Marina envió el 11 de este mes a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Es la respuesta a la recomendación por el civil muerto en los hechos del 16 de diciembre de 2009, la noche en que Arturo Beltrán Leyva cayó en Cuernavaca.

La Marina acusa a la CNDH de no considerar las constancias ante el Ministerio Público adscrito a la SIEDO, en las que se expone por qué abrieron fuego contra el vehículo de VI (así identifica a la víctima): “El conductor hizo caso omiso cuando se le marcó el alto y aventó el coche a elementos de la Secretaría de Marina”. Era un caso de “peligro inminente, por eso se actuó conforme a los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y las Armas de Fuego”.
La Marina explica que en una situación así, no es condición sine qua non que V1 estuviera armado.

Extraña a la Marina que la CNDH omita otros factores denunciados:
• Que VI rompió el cerco de seguridad.
• Que el examen toxicológico a VI dio positivo al alcohol en 242 mg/dl. Es decir, iba totalmente borracho.
• Que en esos momentos, el área de Inteligencia de la Marina informó (lo que se “confirmó posteriormente”) que 40 vehículos venían de Acapulco y 30 del DF a rescatar a Beltrán Leyva.

En esa circunstancia se dio la muerte de VI. El oficio responde también por qué no se ha pagado la indemnización y concluye que “la Marina no trasgredió los derechos humanos de individuo alguno”, y que el informe de la CNDH responsabilizándolos de uso indebido de fuerza “resulta inconsistente e infundado”.

Pero el domingo la CNDH sólo informó a los medios que la Marina no quería hacerse cargo de las implicaciones por aquella noche de infierno.

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