viernes, 16 de julio de 2010

Sergio Sarmiento, Gabinetito




"No pienso demasiado de un hombre que no es más sabio hoy de lo que era ayer". Abraham Lincoln


Siempre he pensado que a un funcionario público debe dársele el beneficio de la duda cuando asume su responsabilidad. Una razón es que a todos nos conviene que cumplan bien con su función.


La otra es que en algunas ocasiones personas que no son muy conocidas pueden tener un desempeño notable en una responsabilidad pública.


Es difícil, sin embargo, otorgar el beneficio de la duda a los nuevos funcionarios nombrados por el presidente Felipe Calderón. Una vez más el mandatario está demostrando que no le interesa trabajar con los mejores sino con quienes le ofrezcan obediencia.


El mayor mérito que se puede encontrar en el nuevo secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, fue la disciplina que mostró ante el mando de Felipe Calderón cuando este último fue coordinador de los diputados del PAN. Su peso político personal es nulo, lo cual limita su posibilidad de convertirse en negociador desde Bucareli. Su capacidad como operador político es muy cuestionable: su último gran "logro" fue asegurar la contundente derrota del PAN en las elecciones del 4 de julio.


Hay muchos especialistas respetados en nuestro país en materia de comercio exterior o de promoción empresarial. Algunos están en la propia Secretaría de Economía, otros han pasado por ella en los últimos años o están en el sector privado. Bruno Ferrari, sin embargo, no es uno de ellos.


Ferrari, quien tiene una licenciatura en derecho canónico y una maestría en ciencias del matrimonio y la familia, fue contratado por Alfonso Romo para hacerse cargo de las relaciones públicas de Grupo Pulsar más por sus ideas moralistas que por sus conocimientos económicos.


ProMéxico, la organización gubernamental que ha dirigido estos últimos años, aún tiene mucho que hacer para demostrar su valía.


Gerardo Ruiz Mateos es un hombre inteligente, que desde joven fue director de una empresa en el ramo automovilístico.


En el sector público, su trabajo fue mucho más eficaz en la Oficina de la Presidencia que en la Secretaría de Economía, donde estuvo sometido a un escrutinio público para el que no estaba preparado. En ese sentido, su regreso a la Oficina de la Presidencia parece positivo. (…)

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