martes, 20 de julio de 2010

Héctor Aguilar Camín. Día con día, La matanza de Torreón


Ahora fue la matanza indiscriminada en una fiesta de Torreón con saldo de 17 muertos y 17 heridos. No hay el menor indicio, ni el menor intento, de una explicación de la matanza. No por parte del gobierno federal ni, muchísimo menos, por parte de las autoridades locales. 
 
Hay que tomar nota, como ha hecho Denise Maerker en su columna y su noticiario de ayer, de la desatención del presidente Calderón a la matanza, a diferencia de su reacción ante la de Salvárcar, hace unos meses en Ciudad Juárez. (“Terrorismo: Torreón abandonada”, El Universal 19/7/10).
 
Hay que tomar nota también de la desatención del gobernador Moreira a la hora de dar la cara por la matanza en una de las principales ciudades del estado que gobierna.
 
Subrayó Denise la desprotección federal que impera en Coahuila: hay sólo entre 150 y 200 soldados, dice, y sólo cinco policías federales (de caminos). Algo ha sucedido también muy serio en Torreón y en Coahuila a la hora de desprotegerse a sí mismos. Coahuila tiene uno de los más bajos niveles de policías de la República.
 
Para cuidar a 8 millones de habitantes el Distrito Federal contaba al empezar 2010 con 80 mil policías (10 policías por cada mil habitantes). Para cuidar a sus 3 millones de habitantes, Coahuila tenía al empezar 2010 sólo 4 mil 705 policías estatales y municipales (1.57 policías por cada mil habitantes).
 
Hace tres meses fueron dados de baja 400 de los casi mil policías municipales de Torreón, “luego de participar en un paro de labores” (Reforma, 19/7/10).
En el año 2007 había 606 policías estatales en Coahuila. Al terminar 2009 eran 732, un aumento relativo de 20 por ciento, pero un aumento absoluto de sólo 126 policías.
 
Por lo que hace a su policía municipal, en 2007 las ciudades de Coahuila tenían 3 mil 528 y al terminar 2009 eran 3 mil 973, un aumento de 12.61 por ciento, al que hay que restar el despido de los 400 de marzo pasado.
Obtengo estos datos de la tabla construida por Eduardo Guerrero, de la que di cuenta ayer. (…)
 

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