miércoles, 5 de octubre de 2011

El próximo presidente de México


La Jornada Aguascalientes
Género: Opinión
Publicación: 5 de octubre de 2011 – 02:14
Autor: Vicente Pérez Almanza

Ni siquiera estamos inmersos en días electorales y en México desde hace un año y poco más ya se tiene nuevo presidente de la república. Como si fuera parte de las soluciones que necesita este país por parte de los políticos, estos abren la boca, alardean y se ufanan de su posición dentro de las encuestas caseras, la mayoría de los suspirantes se dicen ganadores y no sólo de los comicios internos para salir ungidos de sus propios partidos sino que afirman ellos mismos o a través de paleros y mentirosos profesionales poseer la mismísima banda presidencial, haciendo de esto un acto de peligrosa anticipación.

Los escenarios político-sociales constantemente mutantes han visto desfilar a una veintena de personajes que desde sus pensamientos deshojan la margarita haciéndose mentales al respecto de lo que sería llevar las riendas de este país, así pues desde el secretario de Educación Pública, hasta el del Trabajo, pasando por el delfín con piel de cordero sintieron sobre sus hombros la palmada del titular del Ejecutivo nacional; mismo apoyo con el que al parecer no cuentan la ex coordinadora de la bancada panista en la Cámara de diputados federales y el ex secretario de Gobernación foxista, otrora dandy blanquiazul y eterno rival de Calderón; sin embargo ellos también conservan la esperanza de encabezar las pretensiones del PAN para seguir en los pinos.

Circunstancias similares atraviesa el nuevo PRI con las mismas mañas, en el cual ahora la lucha parece de dos, sin embargo recordemos que su ex presidenta, así como varios ex gobernantes de diversos estados se mostraron interesados en tirarle a la grande, pero todo eso se acaba, puesto que en el tricolor, la mano que mese la cuna, al parecer ha determinado quien será el candidato de unidad.

Como lo había dicho el ambiente político cambia en cualquier momento, lo que hoy es, mañana no lo será y a quien este día no vemos, al paso de los días estará. Antes que preguntarnos ¿Quién será el nuevo presidente de México? A mí me gustaría reflexionar al respecto de ¿para qué? No hablemos del personaje, sino el ¿qué tendrá que hacer?       

En un ejercicio de futurismo: a partir del primero de diciembre de 2012, el titular del Ejecutivo nacional se enfrentará a una de las situaciones sociales, políticas, económicas y de inseguridad más difíciles de las últimas décadas. Socialmente el país se encuentra navegando dentro de una crisis de valores, muchas personas han perdido la esperanza, se dan cuenta que las instituciones han fallado y por ende no confían en los políticos, los cuales por cierto no han mostrado otra cosa que una voraz necesidad de llevar agua a su molino.  

En la economía, la idea de una mejora no podrá fincarse en las exportaciones, puesto que se esperan años trágicos tanto para Estados Unidos como para Europa; así que el nuevo presidente o logra estimular el mercado interno o vivirá todas las consecuencias de un largo estancamiento.  

A lo anterior falta incrementarle el hándicap de trabajar o intentar hacerlo bajo un clima de violencia e inseguridad pública, quizá durante su campaña como candidato el nuevo presidente pudo haber maldecido y prometido, sin embargo, desde el primer día de su mandado él tendrá a su cargo el apartado de seguridad y justicia nacional el cual basta agregar está tipificado como uno de los más corruptos en el mundo. Sus primeras decisiones marcarán las de los siguientes años, pero lo único que no podrá hacer es dejar de decidir.

Y si de corrupción hablamos ¿Qué decir del sistema burocrático? A su llegada el nuevo presidente habrá de luchar contra la recalcitrante y oxidada masa de de funcionarios y servidores públicos que llevan años funcionando así de mal. Para no variar, el nuevo mandatario no tendrá mayoría en el Congreso y todo esto con la necesidad de dar resultados inmediatos puesto que la sociedad ya no estará dispuesta a esperar seis años más para encontrar algo mejor.

Ante las crisis mencionadas, el factor más valioso con el que deberá contar quien aspire a convertirse en presidente de México será el liderazgo para hacerles frente y me refiero a un líder real, no a uno construido en los laboratorios mediáticos de la televisión y las revistas del corazón. Un líder que logre acuerdos y brinde garantías de que el nuevo aparato gubernamental será utilizado para servir al interés público; alguien que pueda trazar alianzas con propios y extraños para consolidar un gobierno que renueve las esperanzas de un México donde las cosas buenas pueden pasar.  

Los ciudadanos no pueden darse el lujo de entregarle el poder de México a quien no tenga la fortaleza interna y la experiencia para enfrentar situaciones difíciles. Ante estas premisas resulta complicado buscar y encontrar en el horizonte un perfil que destaque y que ofrezca argumentos sólidos que sustenten la hipótesis de que él o ella pueden con el gran paquete.

A mi parecer hay dos opciones, su trabajo y sus resultados hablan por ellos mismos, han sido capaces de entregar buenas cuentas y darle un nuevo destino a la ciudad más grande el mundo. Sabe a quién me refiero.  
Cuando busque en su horizonte un perfil no olvide voltear a la izquierda. Hagamos de México un país donde las cosas buenas pasen.

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