Género: Opinión
Publicación: 12 de octubre de 2011
Autor: Vicente Pérez Almanza
Decir policías, malditos, traidores y corruptos, al parecer conforma una nueva familia de sinónimos o al menos eso parece gestarse en recientes fechas, sin embargo pareciera que el más reciente escándalo en el que se ha visto envuelta la corporación de Seguridad Pública de la capital aguascalentense ha venido, ante los ojos de la mayoría, a convertirse en el acabose de la imagen de la seguridad pública en nuestra ciudad, eso aunado a la multicitada encuesta de percepción ciudadana sobre inseguridad que manejó el INEGI, hace no más de 15 días.
La imagen que la ciudadanía tiene sobre los policías es simplemente, en su mayoría, mala, muy mala y pésima, sin embargo también me he dado cuenta de que la misma percepción tienen los ciudadanos hacia ellos mismos, ya que reconocen que no sólo las autoridades, los elementos del orden y los efectivos policiacos no están haciendo su trabajo, sino que los mismos individuos no sólo no se esfuerzan por salir adelante, por el contrario, hacen hasta lo imposible por acabar con la idea tan arraigada de que Aguascalientes es la tierra de la gente buena, sin embargo como personas, veámoslo bien, esa es una información que no nos gusta conocer, son de esas verdades incómodas, es preferible echarle la culpa a los demás, es más fácil de llevar.
A cuántas personas no les molesta que ocurra ese famoso juicio propio del mexicano en el cual “por unos pierden todos”. ¿Es incómodo verdad? Estar dentro del mismo “costal” al cual sentimos no pertenecer puesto que nuestros actos hablarían por nosotros mismos y de ser posible, nos defenderían. Simplemente sabemos que ante todo caso, sea cual sea el agravio o la falta cometida, no es ecuánime que “paguen justos por pecadores”; y es a eso precisamente a lo que me refiero cuando ni todos somos tan malos como unos cuantos sí lo son, ni todos son tan buenos como otros pocos se esfuerzan en serlo, a cada quien le corresponde su justa dimensión.
Si bien la semana pasada luego de investigaciones resultó que una decena de policías fueran detenidos y puestos a disposición de la procuraduría del estado, para continuar con las indagaciones por presuntos nexos con bandas del crimen organizado, esto me parece que no debiera determinar la imagen de toda una corporación en la cual hay más de mil seiscientos elementos, entre los cuales, no lo puedo negar, existen malos policías, pero seguramente habrá muchos buenos y creo que deben ser la mayoría. No cualquiera en esta época, como la que estamos viviendo, manifiesta querer ser policía.
Con justa razón los aguascalentenses exigen garantías que los hagan pensar en que las cosas se pondrán mejor, pero, ¿Qué pensaría usted si le digo que los efectivos de seguridad solicitan lo mismo? Hace apenas un mes varios elementos fueron agredidos en diversos acontecimientos por personas, los reportes indicaban que policías fueron golpeados con puños y pies, así como palos y piedras, incluso uno fue agredido con un arma punzocortante, en pleno cumplimiento de su deber, y no me refiero a balaceras o la captura de peligrosos delincuentes, sino a la intervención para disuadir personas de participar en riñas callejeras o proteger a un sujeto de ser golpeado por otros cuatro; también en junio un tipo completamente drogado en la colonia insurgentes azuzó a su perro para que atacará a un policía. Ante esto ¿qué le parece si decimos que todos los aguascalentenses son iguales? Son irrespetuosos, groseros y agresivos. Tampoco es lo correcto ¿Cierto?
Ahora me veo inducido a decir que: no todos los policías son malos. He documentado varios casos de actos normales y cotidianos de efectivos de la SSP, ponga atención:
El pasado 12 de junio, un policía acudió a las 14:55 horas al incendio de una casa habitación en Juan Sarabia número 219 del Fraccionamiento Insurgentes, en su labor rescató a un anciano de 79 años quien estaba impedido para caminar, lo saco de ahí antes de morir calcinado. Un mes después, luego de caer en un aljibe, y permanecer ahí por más de 30 minutos un pequeñito de tres años de edad parecía estar muerto, dos policías acudieron al domicilio, sacaron al pequeño y le dieron respiración de boca a boca además de masaje cardio-respiratorio, el pequeño literalmente “volvió a la vida”, eso ocurrió en Villas de Nuestra Señora de la Asunción.
Antes de terminar. ¿Recuerdan el caso de los preventivos que asistieron a una joven pareja de 19 años de edad, quienes se encontraban apurados por el hecho del nacimiento de su primogénito? Ocurrió en el primer trimestre del año a las afueras de C4, ahí participaron cuatro policías quienes en su espíritu de servicio estuvo ayudar a Elizabeth Márquez Hernández y Juan Gerardo López Luévano para que naciera su hija.
Saben a dónde quiero llegar. Las personas deben ser juzgadas en su accionar por ellas mismas y no generalizar el todos por unos, lo cual resulta muy inadecuado.
Para saber a qué responde una persona se le debe dar el voto de confianza y observar su comportamiento; al final de cuentas eso somos: la tierra de la gente buena. Dejemos que nuestras acciones hablen por nosotros mismos. Hacer el bien siempre tiene su recompensa.
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