El Universal (también El Porvenir –Nuevo León–)
Género: Opinión
Publicación: 12 de octubre de 2011
Autor: Alejandro Gertz Manero
Si analizamos las propuestas de muchos de los que quieren ser candidatos a la Presidencia de la República nos daremos cuenta de que con cualquiera de ellos estamos a punto de “salir de Guatemala para entrar en Guatepeor” en razón de las siguientes consideraciones: Si observamos el nivel de la mayor parte de estos pequeñísimos personajes que pretenden llegar a la presidencia, tendremos que reconocer que necesariamente alguno habrá de alcanzarla, gracias a la partidocracia compradora de votos y a la fuerza de un abrumador sufragio de castigo en contra de la presente administración; todo ello con el apoyo de quienes mangonean la política y las riquezas nacionales a costillas de la inmensa mayoría de nuestra población.
Estos candidatitos, que parecen jóvenes, en realidad son auténticos productos arqueológicos de la más acendrada antigüedad política y social de nuestro país y de los grupos de caciques que desde tiempo inmemorial están incrustados en las instituciones nacionales para mantenerlas en la prehistoria y en la inmovilidad. Escuchar los discursos y las propuestas de estos minipersonajes es como volver a oír las cantaletas demagógicas de los últimos 70 años, que hablan de modernidad para ocultar la antigüedad, de democracia para tapar el autoritarismo y de justicia para encubrir los abusos y la impunidad.
Sus propuestas en seguridad y justicia refrendan los múltiples fracasos que todos comparten, ignorando los poquísimos éxitos que se han logrado en estas materias, para exaltar lo que no ha funcionado pero ha creado suculentos botines y encubrimientos, repitiendo todos los manidos proyectos que han sido descalificados en razón de lo que ha ocurrido en este sexenio, en el cual se ha gastado como nunca en seguridad y justicia y se han tenido los resultados más desastrosos en la historia del país.
Esta tragedia acaba de ser calificada como un “estrepitoso fracaso” por el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien en este caso representa la forma de pensar de millones de mexicanos que ya no vemos la salida para esta catástrofe, que ahora se expresa a través de la multitud de “ninis” que se pasan a las filas del crimen organizado, que, como bien dijo el presidente Lula, es una fuente siniestra de trabajo remunerado espléndidamente para quienes prefieren “vivir unos cuantos años como reyes y no toda una vida como perros”.
En materia de crecimiento económico y de empleo, los prospectitos presidenciales pontifican sobre una “reforma integral” que no tiene más significación que la de apresurar la entrega de las riquezas nacionales y nuestra productividad a los grandes favoritos y a los extranjeros que no pagan impuestos, mientras que a los trabajadores y a la clase media los seguirán exaccionando para de esa manera mantener nuestro modelo colonial de mano de obra esclava, de pobreza inveterada y de injusticia social en la que sólo prevalecen los usureros bancos extranjeros, las mineras extranjeras, los contratistas extranjeros y los cómplices mexicanos que prestan sus nombres para que los políticos y sus favoritos disfruten de los monopolios que nos abruman y que impiden nuestra prosperidad.
Es sorprendente observar cómo estos microscópicos personajes pueden convertirse de un día para otro, gracias a la magia de los encuestadores, en líderes de popularidad que multiplican por cientos de miles a sus seguidores sin que hayan tenido que decir algo inteligente ni se hayan comprometido en algo valioso, sino que, simplemente, por un fenómeno que solamente los brujos cibernéticos entienden, se transforman en verdaderos ídolos y en rockstars, frente a una población que no acierta a definir quiénes son, qué han hecho o qué proponen, porque en la magia de la numerología encuestadora esos factores no existen ni tienen por qué incidir en los índices de popularidad, que son propiedad de esos taumaturgos y de quienes los pagan y “chayotean”.
De sus propuestas “políticas” sólo emerge su compulsión obsesiva por los contratazos, concesiones y prebendas que habrán de repartir entre sus incondicionales, cómplices y patrocinadores para que éstos sigan haciendo lo que les dé la gana a costillas de todos nosotros.
Estos huevos de dinosaurio, que ya se quebraron y de los cuales salen las cabecitas pelonas de quienes habrán de ser nuestros azotes en el futuro, solo existen porque en México las mayorías lo han tolerado y permitido, ya que no hemos sido capaces, hasta la fecha, de pensar en algo más que no sea el entorno inmediato que nos rodea, atendiendo únicamente a los mensajes mediáticos abrumadores de quienes manipulan la ignorancia y el desdén por los intereses de todos los mexicanos.
No me cabe duda de que dentro de unos meses el humo blanco saldrá de las chimeneas electorales para indicarnos que algún nuevo y joven dinosaurio habrá llegado a la cima de la presidencia imperial, para desde ahí continuar socavando el presente y el futuro de nuestro país, a menos de que antes despertemos y se los impidamos. ¿Será posible ese milagro?.
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