La Jornada Aguascalientes
Género: Opinión
Publicación: 28 de septiembre de 2011
Autor: Vicente Pérez Almanza
Popularmente a las personas que rehuyen de la crítica y muestran signos de irritabilidad ante todo tipo de comentario que es ajeno a la alabanza, a la que es muy fácil acostumbrarse, se les dice que son intolerantes, que tienen “la piel muy sensible”. Al ser un personaje expuesto al escrutinio social por el carácter de ser público como lo reza el titulo de “funcionario público”, estamos expuestos, todos los que ejercemos la labor, en cualquier momento y por cualquier situación a la crítica constructiva o destructiva (vaya aquí la capacidad personal de aportar o no que cada quien tiene).
No existen manuales para ser funcionarios públicos, es más bien una extraña creencia individualista de que se puede hacer mejor lo que los demás no han podido. Para ser un servidor público deberían hacer una carta de requisitos que el aspirante debe cumplir, los cuales entre otras cosas deberían solicitar preparación para cumplir con el puesto al que se aspira, ganas de trabajar, honestidad, espíritu de servicio y mucho pero mucho temple, pero sobre todas las cosas: inteligencia para saber cómo hacer para salir bien de esos días malos en los que las cosas no se te dan; hay que aprender a sortear los ataques que las personas guardan para el momento en que se flaquea. Sí ser funcionario público, como lo expresó Calderón ante los empresarios hace un par de semanas, “está del cocol”, yo me pregunto: ¿Para qué sirve un funcionario si no es para funcionar en base a sus capacidades y el lugar en el que está? Las personas que integran de una o de otra forma el servicio público deben estar concientes de que el trabajo que tienen, es un encargo en el cual su continuidad debe depender de sus resultados al frente del proyecto que se le ha confiado. Es decir de una manera muy sencilla si haces las cosas bien: te quedas; si haces las cosas mal: te debes ir.
Desgraciadamente y aplicado al caso de la política y nuestros gobernantes, ni en Aguascalientes ni en México existe esa figura legal del plebicito o mejor dicho: el poder del pueblo para retirar a los servidores públicos que no hayan cumplido con una buena función. Mientras esperamos a que los legisladores tanto locales como federales se pongan a trabajar en ello, se puede confiar en ciertas piezas que yo considero “claves” dentro del servicio público.
A mi oficina y a través de varios medios de contacto a lo largo de estos casi nueve meses que llevamos integrando la presidencia municipal, han llegado varios cientos de comentarios, recomendaciones, denuncias, reclamaciones, todo tipo de mensajes que hablan de lo mal que muchos servicios públicos funcionan. En mi caso como regidor Presidente de la Comisión de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, la mayoría de los comentarios tienen que ver con policías y su labor. En muchas ocasiones las críticas me las he llevado yo, a veces justificadas y muchas tantas sin deberla ni temerla; en la mayoría de las ocasiones se me busca para solicitar un “ya basta” al abuso policiaco y las prácticas de los diversos elementos de la corporación. Por mi parte se hace lo que dentro de mis facultades tengo permitido: emitiendo observaciones y haciendo señalamientos sobre lo que la ciudadanía solicita de sus autoridades; por lo que ante esta crítica debo decirlo, no siempre es bien recibido el comentario.
El pasado viernes 23 de septiembre, tras analizar resultados en comparación con las expectativas que se tenían, se determinó cerrar el ciclo del General Salvador Peña como titular de la SSPyTM y traer a José de Jesús Ortíz Jiménez como nuevo encargado de la Seguridad Pública capitalina. A penas cumplía 24 horas de haber recibido su encargo el lic. Ortíz Jiménez y el INEGI da a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2010, que ubican al estado dentro de los primeros lugares a nivel nacional en delincuencia común. Ante ello no se hicieron esperar las declaraciones, de muchos actores públicos como lo fueron el mismo gobernador, la alcaldesa, algunos diputados y secretarios; todos los que opinaron mostraron escozor ante las estadísticas del INEGI, en varios casos las descalificaron y en otros las tacharon de maquilladas y malintencionadas. Cuando en ocasiones anteriores han destacado todos, el profesionalismo y la credibilidad del mismo instituto.
Dos conclusiones al respecto, una misma idea:
1.- El nuevo secretario de seguridad pública “se ha sacado en la rifa al tigre”, ante lo cual deberá mostrar su capacidad y buen trabajo, los resultados no pueden esperar, puesto que recién llegó y fue bienvenido con datos que harían pensarlo dos veces a cualquiera, sin embargo es tiempo de que el Lic. Ortíz Jiménez muestre que la percepción ciudadana puede y debe mejorar. Por cierto deberá olvidarse de toda opción de caricia y comentarios a favor, ya que el puesto en el que se desempeña, cabe decirlo, habrá pocos.
2.- Varios funcionarios son intolerantes ante la crítica pero, pocos son los que realmente observan la situación. Hace un año, todos en campaña ofrecían seguridad como principal propuesta; las estadísticas mostradas, son las de hace un año, es decir no corresponden a su periodo dentro del servicio público, eso nos lleva a darnos cuenta de que se quejan de lo mismo que ellos criticaban.
Para cambiar las críticas malas por buenas, no hay de otra, sólo: trabajar.
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