Presentados a sí mismos como matazetas, los probables asesinos de 35 personas en Boca del Río, Veracruz, parecen tener el perfil de un escuadrón de la muerte. Es decir, un grupo dedicado a privar de la vida a indeseables, al margen de la ley, dizque para hacer más eficaz el combate a la delincuencia.
El gobernador de aquel estado, Javier Duarte, lo anunció claramente el 20 de septiembre mismo. Lo hizo tan sin equívocos que parecía haberse equivocado. Pero cada día es más claro que su gobierno ha organizado, o consentido, a este escuadrón de la muerte. Duarte dijo que los 35 cadáveres esparcidos en la calle de la zona metropolitana de Veracruz eran muestra de que se combatía eficazmente a la delincuencia.
Un hecho concreto refuerza el vínculo entre la policía intermunicipal de Veracruz-Boca del Río con ese asesinato. El 14 de septiembre, una semana antes de que fueran arrojados como basura los cuerpos de 35 individuos, el jovencito Alan Michel Jiménez Velásquez fue capturado por uniformados a bordo de la patrulla 717. Su madre trató de impedir el arresto, que se producía sin ninguna orden judicial y en los días siguientes se dedicó a buscar al adolescente. Llegó al extremo de acudir al servicio forense donde se hallaban los 35 cuerpos y uno de ellos era el de su hijo. La policía no ha explicado cómo una persona detenida por sus agentes aparece después asesinada. Tiene que exhibir el parte del día 14 para que se conozcan las razones de la captura de Alan Michel y su destino: si fue dejado en libertad, si quedó a disposición del Ministerio Público.
Esperar que eso ocurra es ingenuo (aunque no por ello haya que dejar de demandarlo). Proporcionar tal informe y explicación rompería la lógica con que el gobierno veracruzano ha querido presentar el caso. El procurador Reynaldo Escobar dijo que todos los asesinados tenían antecedentes penales. El polémico diario Notiver publicó el viernes pasado una lista de las víctimas, cuyos antecedentes contradicen la información oficial. Veinticuatro muertos no aparecen ligados de ninguna manera a la delincuencia. (…)
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