Que no habrá mayores sorpresas en la sesión del Consejo Político del PRI el próximo fin de semana.
Sea cual sea el método de selección del candidato a la Presidencia de la República, nadie se despeinará de aquí a fin de año.
En proceso abierto o cerrado, Enrique Peña Nieto tendrá un adversario, y no será el senador Manlio Fabio Beltrones, sino un sparring de poca monta que permita al mexiquense usar los medios en la precampaña que comienza hasta... la segunda quincena de diciembre. Así que nadie coma ansias.
Que tal como se adelantó aquí, Andrés Manuel López Obrador no le hizo ni un rasguño al jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, durante el acto en el Auditorio Nacional para transformar la agrupación Morena en una asociación civil.
Y por lo visto, no habrá hostilidad de su parte de aquí a las encuestas para definir al candidato de la izquierda.
Que, por cierto, sólo un político-político en activo acompañó ayer a López Obrador en el presídium en el Auditorio Nacional junto a personajes de la sociedad civil: el senador del PT Ricardo Monreal.
En las quinielas de Morena no se da por hecho que si van separados del PRD en la contienda por la jefatura de Gobierno del DF, el candidato vaya a ser Martí Batres.
Monreal no está descartado.
Que, por cierto (2): ni para la Medalla Belisario Domínguez los perredistas bajan las lanzas y se ponen de acuerdo.
Cuando estaba bien claro que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas sería el nominado por la fracción que encabeza Carlos Navarrete en el Senado, del ala ultra de la bancada sacaron el nombre de la lopezobradorista Rosario Ibarra de Piedra.
Lo único que lograron fue el veto en automático de los senadores del PAN a doña Rosario.
Los panistas tampoco quieren como galardonada a la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Olga Sánchez Cordero.
Lo bueno es que esta vez la Belisario Domínguez iba a salir por “consenso” absoluto.
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