Según la nota de Adriana Alatorre, de Reforma, ese dicho fue más bien retórico, pues él bebió güisqui. No sé si sus repetidos brindis, o la riqueza pozolera, lo entretuvieron y salió de un magnífico restaurante de estilo mexicano justo a tiempo, pero conforme a su agenda, no la de las personas con las que iniciaría un necesario programa de gobierno. Es decir, cuando ya estaban sentados los interlocutores en cuya búsqueda iba, él apenas terminaba su jolgorio. Viajar de Altavista, en San Ángel, a Bucareli en la Ciudad de México un día entre semana es hazaña que consumió una hora entera. Cuatro miembros del gabinete federal: los secretarios de Gobernación, el de la Defensa y el de Marina, Francisco Blake, Guillermo Galván y Francisco Saynez, así como la procuradora general, Marisela Morales, esperaban al impuntual gobernador para anunciar el comienzo de la Operación Coordinada Guerrero Seguro.
Aunque ya están presentes en Guerrero, se trata ahora de que militares, marinos y policías federales actúen bajo las órdenes de la Secretaría de Seguridad Pública, que también controlará a su semejante local. La causa de la nueva manera de combatir crimen organizado es que sus cifras se han abultado hasta en ciento por ciento en la entidad. Aunque es difícil hallar regiones guerrerenses a salvo de la violencia, en algunas la criminalidad se ha acendrado, por encima del promedio estatal. En Acapulco, por ejemplo, la violencia criminal produjo un incremento de 357 por ciento. (…)
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