jueves, 8 de septiembre de 2011

F. Bartolomé Templo Mayor [Ernesto Cordero]



Y AL FINAL a Ernesto Cordero se le enredaron las dos cachuchas: la de funcionario y la de aspirante presidencial.

EL PANISTA y su equipo habían planeado que dejaría la Secretaría de Hacienda esta semana, de hecho, el lunes pasado.

ASÍ se buscaba que su sucesor fuera el encar- gado de darle los últimos toques al proyecto de Presupuesto 2012 y, por lo tanto, que lo presentara ante la Cámara de Diputados.

PERO Cordero propone y el de Los Pinos dispone.

CUENTAN QUE cuando el titular de Hacienda fue a ver a Felipe Calderón para entregarle el proyecto presupuestario y, de paso, despedirse de él, ¡sopas!, se llevó tremendo regaño.

LO QUE COMENTAN algunos panistas, incluidos varios corderistas, es que al Presidente no le gustó el Presupuesto y que, como en la escuela primaria, le exigió a Cordero que volviera a hacer la tarea.

POR ESO hoy se presenta el plan económico para el próximo año, pero no se sabe si lo hará Cordero, un delfín, un recién llegado o un fantasma.

MUCHOS panistas de viejo cuño están harto decepcionados con el proceder de Gustavo Madero en el asunto del regiomontano Fernando Larrazabal.

LES SORPRENDE la falta de autoridad de su dirigente nacional, pues a lo más que se atrevió fue a sugerirle al alcalde de Monterrey que pidiera licencia.

NOSTÁLGICOS, recuerdan que hubo un tiempo en que el PAN buscaba diferenciar su actuación del PRI dando una imagen de gobernabilidad y honestidad.

PERO AHORA, por ejemplo, cómo le pueden reclamar al priista Humberto Moreira haber endeudado por generaciones a Coahuila; o su herencia de inseguridad y violencia en el estado; o el haber hecho de su familia el principio del poder en la entidad.

LOS PANISTAS saben que no tienen cara para decirle sus verdades a Moreira, mientras ellos sigan arrastrando a Larrazabal y el "Quesogate" de los casinos con todo y hermano cobrón.

POR ESO DICEN que si don Francisco I. Madero viera la pachorra de su sobrino nieto, no se volvía a morir... ¡le armaba una revolución! (…)

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