Faltan 279 días para la próxima elección presidencial. Ya sabemos, por lo pronto, que aparecerán dos nombres en la boleta: el de Andrés Manuel López Obrador bajo el emblema del Partido del Trabajo y el de Enrique Peña Nieto por el Partido Verde Ecologista de México.
En el primer caso así lo anunció el presidente de ese partido, Alberto Anaya, quien dijo que AMLO será su candidato presidencial en 2012 ya que el otro aspirante de la izquierda, Marcelo Ebrard, “es muy joven y por eso inexperto”. Tiene, entonces, “que esperar a 2018”. En el segundo caso, le tocó a Jorge Emilio González, ex presidente del partido e hijo del otro ex presidente del mismo, anunciar que “el Consejo Político Nacional decidió por consenso dar su apoyo a Enrique Peña Nieto como candidato a la Presidencia de la República en los comicios de julio de 2012”; esto debido a que el ex gobernador del Estado de México “representa a las nuevas generaciones, y por ello le brindarán su apoyo”.
Interesante coincidencia: lo que para Anaya es una desventaja, según González es una ventaja. Pero esto no es lo importante. Lo relevante es que estas dos expresiones le suben la apuesta al PRD y al PRI para elegir a AMLO y a Peña respectivamente. Si no lo hacen, el PT y el Verde sí lo harían, lo cual podría generar fracturas en la izquierda y en el PRI. (…)
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