Que en el gobierno de Javier Duarte se prendieron no semáforos rojos, sino lo que le sigue, porque a unos metros de donde el cártel del Golfo tiró ayer 35 cadáveres de presuntos zetas, hoy se reunirán procuradores de los 32 estados y presidentes de los tribunales de Justicia con la titular de la PGR, Marisela Morales.
La fuga de reos en tres penales de Veracruz ya había hecho sonar las alarmas y ahora con estas ejecuciones se redobló la vigilancia de los gobiernos federal y local.
Y es que en el centro no creen en las coincidencias.
Que el quinto informe de Marcelo Ebrard sirvió para enviar señales claras sobre la sucesión en la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, porque, como no ocurrió en los cuatro anteriores, el presunto delfín y secretario de Educación, Mario Delgado, ocupó un espacio privilegiado.
No sólo estuvo en primera fila, sino en mejor posición que los gobernadores invitados: Eruviel Ávila, del Estado de México; Gabino Cué, de Oaxaca; Leonel Godoy, de Michoacán, y Ángel Aguirre, de Guerrero.
Y a pesar de aún no ser mexicana, Rosalinda Bueso, ex embajadora de Honduras y pareja de Ebrard, entonó el Himno Nacional y después observó desde uno de los palcos el informe de gobierno.
Que muy pocos legisladores pusieron atención cuando el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Emilio Chuayffet, aceptó públicamente, y “con pena”, que el Congreso “claramente está violando la Constitución” por aplazar hasta ahora la designación de los consejeros faltantes del IFE.
Todo apunta a que las negociaciones sobre el tema volvieron a atorarse en la Junta de Coordinación Política. (…)
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