jueves, 8 de septiembre de 2011

Jorge Fernández Menéndez. Razones [La ceremonia del adiós]



Ya quedan pocas dudas de que las elecciones están marcando el curso de la política. El cese de Martí Batres del gobierno capitalino, el desconocimiento del Comité Ejecutivo del PAN de Fernando Larrazabal, las lecturas sobre el último Informe de Enrique Peña Nieto, la salida de Josefina Vázquez Mota claramente al ruedo electoral, los próximos (dicen que ahora sí) movimientos en el equipo presidencial, son todos síntomas de las definiciones que todos los jugadores deben tomar para posicionarse de cara a las elecciones de julio próximo.

La salida de Martí Batres de la Secretaría de Desarrollo Social del DF no tuvo nada de sorpresiva. Son ya varios meses en los que Martí no estaba trabajando ni para el gobierno capitalino ni mucho menos para su jefe, Marcelo Ebrard. En los hechos, Batres trabajaba para la candidatura de López Obrador, le llevaba gente a sus mítines y, si había dejado de utilizar en forma selectiva los recursos de la poderosa secretaría capitalina para apoyar claramente a esos sectores, fue porque, desde tiempo atrás, Ebrard había realizado los movimientos internos necesarios para quitarle a esa dependencia el manejo de buena parte (pero no todos) de esos recursos. Marcelo, a pesar de los desplantes de Martí, de la evidente deslealtad hacia su jefe, de la operación política enfrentada con la línea del jefe de Gobierno, lo mantuvo en el cargo para respetar el acuerdo que había realizado con López Obrador años atrás. Incluso cuando Mario Delgado dejó la Secretaría de Finanzas, su destino original era Desarrollo Social: las presiones de López Obrador para que se le respetara esa cartera, de donde se supone que llegan apoyos para su Morena, hicieron que Mario fuera a la Secretaría de Educación local, para buscar desde allí potenciar su eventual candidatura. Batres se quedó en el gabinete.(…)

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