jueves, 8 de septiembre de 2011

Julio Hernández López. Astillero [Carstens y los barquitos]



  • ¡Salinas al rescate!
  • Enfrenta a Fox
  • Ni santos ni demonios


Palabras de aliento y respaldo cuando a Felipe Calderón se le siguen enredando los hilos guerreros. Apapacho del gerente y apoderado político de la principal opción priísta de retorno a Los Pinos en momentos en que el panista en jefe comienza a confesar su exasperación con jueces y legisladores, cuando se dice cansado de hacer y hacer cosas que otros deshacen y deshacen, cuando no encuentra pretextos más o menos airosos para justificar que está mandando al bote de la basura todas las voces y propuestas que tratan de atenuar y, de ser posible, extinguir el fuego generalizado que ha provocado su estrategia bélica.

No se hagan bolas con lo del narco, dice el ex presidente Salinas de Gortari para confrontar el activismo creciente de Vicente Fox: Ni tregua, ni amnistía, ni confusión. Todos debemos sumarnos al propósito de combatirlo frontalmente. Se lo dijo a un congreso de agencias de investigación de mercado y opinión pública para que lo escuchara San Cristóbal Ranch. Felipe ya tiene, pues, quien lo defienda. 

Alguien que, con ese alineamiento táctico con las impugnadas correrías bélicas sexenales, le ofrece garantía de que en el futuro de tres colores no habrá persecución ni castigo pues, recuperado el reino dieciocho años perdido (seis de Zedillo, cuasipanista, y la docena trágica integrada por una parte cómica y otra trágica), el priísmo salinista sabría darle un retiro más o menos tranquilo a Calderón.

Día de optimismos oficiales frente a la realidad problemática. El mismísimo autor de la gustada pieza de economía ficción denominada Los catarritos nos hacen los mandados, el cantautor Agustín Carstens, hizo saber a los mexicanos, que comienzan a poner la vista en las lanchas salvavidas, que tenemos un barco fuerte y sólido para navegar, de manera solvente, en aguas extremadamente turbulentas. Gulp.(…)

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