martes, 13 de septiembre de 2011

Julio Hernández López. Astillero [México de castas ]



  • Del odio, a la represión
  • Polarización inducida
  • SME, en la mira


La difícil y accidentada resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) al golpe dado por Felipe Calderón para dejarlos sin empleo y abrir paso a negocios particulares provoca en ciertos segmentos sociales una descompuesta visceralidad que aboga por el uso ejemplar de la fuerza pública para someter y acallar.

El SME ha recibido el mismo tratamiento de difamación continua, sobre todo a través de las televisoras unidas, que los adversarios electorales del actual régimen: campañas intensivas de adoctrinamiento colectivo para dar por buenos los razonamientos oficiales y satanizar a dirigentes y sindicalistas que se mantienen en lucha. El mismo movimiento de esos electricistas ha dado en más de una ocasión material válido para descalificarlos, como se ha visto cuando periodistas de a pie han sido agredidos por grupos violentos o cuando los líderes, en particular el propio Martín Esparza, navegan con raras banderas partidistas que les hacen parecer parte de proyectos políticos específicos que en razón de la defensa laboral tejen alianzas rumbo a 2012, apostando a la frágil hipótesis de que el relevo de funcionarios federales, sobre todo con el PRI peñanietista como ganador, pudiera significar cambios positivos para ese movimiento, al que también resta popularidad la extendida versión de que prestaba un mal servicio cotidiano y que eran excesivos los privilegios contractuales de que gozaban sus trabajadores.

La histeria derechista deseosa de mano dura asoma también su caracter discriminatorio y clasista contra el SME al tachar de revoltosos a quienes defienden como pueden el descomunal golpe recibido desde un poder federal que les sigue agrediendo y al etiquetar como flojos a quienes justamente luchan por tener el empleo que les fue quitado. A la vista están los negocios otorgados a la élite a partir de la plataforma técnica operada antes por el SME, y también a la vista están los cobros insensata e injustamente encarecidos por la Comisión Federal de Electricidad que dañan los bolsillos de muchos que antes no sufrían tales abusos, pero aun así continúa el embobamiento suministrado por la vía electrónica.(…)

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