miércoles, 7 de septiembre de 2011

Miguel Ángel Granados Chapa. Plaza Pública. [Agarrar y sacar delincuentes]



De nuevo el Presidente ha expresado su hartazgo ante decisiones que estorban a su administración. En diálogo con ciudadanos, en un tono más que coloquial, hizo una generalización insostenible, en cualquiera de los dos extremos por los que se la examine. "No es porque la traiga contra los jueces, pero ya también empieza uno a cansarse, porque uno los agarra, los agarra y los agarra y los sacan, los sacan y los sacan".

Rotundamente no corresponde a la verdad el que con frecuencia la Policía Federal, la ministerial o las fuerzas militares (Ejercito y Marina) "agarran" a criminales, es decir los capturan. Lo contrario es más frecuente. Un ejemplo a la mano, presente asimismo en la conversación electrónica que el Ejecutivo sostuvo con algunos de sus gobernados, es el de Néstor Moreno Díaz, prófugo de la justicia que disfrutó de la lenidad que conduce a la impunidad durante más de un año. Afirmar en su caso que la PGR lo "agarró" una y otra vez, o que lo intentó siquiera, es falso.

Moreno Díaz fue durante al menos una década beneficiario de la negligencia de las autoridades encargadas de investigar conductas indebidas en la administración pública. En 1998 fue inhabilitado por un periodo de 10 años por una falta administrativa sin trascendencia. Y sin embargo, continuó prestando servicios en la Comisión Federal de Electricidad, siempre en ascenso. 

En aquel año era coordinador de transmisión y transformación y un decenio después, precisamente el periodo en que no debía trabajar para la CFE (ni para ninguna otra oficina del sector público federal) había llegado al lugar número dos de la jerarquía directiva del organismo público. Debió ser muy competente en su desempeño profesional o formar parte de una red de apoyos e impulsos mutuos; sólo así se explican su permanencia y su trayectoria. (…)

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