lunes, 13 de diciembre de 2010

[Carlos Marín. El asalto a la razón] ¿Cómo empezó a joderse Michoacán?


Se equivocan, dice, quienes afirman que la narcodescomposición de Michoacán comenzó en 2006:
Herederos de una cultura “rebelde, brava y decidida”, en los años 70, en el sur de la entidad surgieron mariguaneros con los que “nadie se metía y ellos tampoco se metían con nadie” que, sin más armamento que sus pistolas, crecieron lenta pero inexorablemente.

Desde entonces y en paralelo, a los gobiernos se les olvidó propiciar la diversificación de las actividades económicas y atraer inversiones productivas (no se ha realizado ninguna importante ¡desde 1982!), ocasionando un grave atraso y el creciente éxodo poblacional a otras entidades y a los Estados Unidos…”.

A la polémica elección presidencial de 1988 le siguieron años de inestabilidad política, con marchas, plantones, pintas, bloqueos de calles y carreteras. Inclusive, transportistas paralizaron Morelia y tomaron dependencias, “pero nadie los controlaba”. En la explosividad política se incrementó el mercado de drogas y, con Lázaro Cárdenas Batel en la gubernatura, “por primera vez en 14 años tuvimos tranquilidad postelectoral”, pero “nunca vimos llegar las inversiones que urgían”, y siguieron consintiéndose marchas, plantones y bloqueos de los accesos carreteros de Morelia. Algo parecido (sin quema de vehículos) a lo que los delincuentes, ya sabemos quién les enseñó, han hecho en los últimos días. Los de las casas del Estudiante y los normalistas también cometían actos similares de destrucción y robo de autobuses, pero nadie hacía nada…”.

El estado “estaba desde entonces prácticamente fuera de control”.

Solamente en Michoacán, dice, ha habido una toma de dependencia por ¡más de un año!, y se realizó un plantón de ¡casi dos años de duración!”. Sólo en Morelia, lamenta, “una de cada seis colonias es un asentamiento irregular de paracaidistas.

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