lunes, 13 de diciembre de 2010

[Jorge Fernández Menéndez. Razones] El fin de El Más Loco


La caída de Nazario Moreno González es un golpe demoledor para el cártel de La Familia Michoacana. Este hombre, que firmaba los libros de adoctrinamiento de la organización criminal con el seudónimo de El Más Loco, fue el que le dio el perfil que conocemos a la misma. Mezcló adoctrinamiento seudorreligioso con formas de guerra de guerrillas, adicionadas con una violencia, hasta 2006, inaudita incluso entre los cárteles de la droga.

Fueron los primeros en utilizar de manera reiterada las decapitaciones; los primeros en buscar una justificación religiosa y política a su accionar; los primeros en utilizar en forma masiva los centros de atención de adicciones, para adoctrinar a jóvenes y convertirlos en sicarios; los primeros en hacer explícito un discurso de aparente defensa de la sociedad cuando se habían convertido en sus expoliadores.

Y eso se lo debían a Nazario Moreno González, este narcotraficante, formado en las calles de Texas y Florida, que aprendió a operar en Tamaulipas al lado de Osiel Cárdenas y a la caída de éste se enfrascó en una guerra brutal contra Los Zetas y Los Valencia. Se quedaron con Michoacán y con buena parte de la Tierra Caliente en ese estado y en Guerrero, pero eso detonó la guerra entre cárteles que comenzó a crecer en 2006 y entró en una etapa de violencia extrema desde 2008.

La Familia es un cártel quebrado: la violencia y los actos de intimidación demuestran que su estructura está rota. Casi todos sus líderes han caído y algunos de ellos se han convertido en testigos protegidos, como Rafael Cedeño, El Cede, lo que, aunado a los golpes que han recibido en su protección política, los ha puesto en una situación límite.

Desde luego que sus remanentes se vuelven más violentos y acometen acciones más desesperadas, pero hoy La Familia está en un real peligro de colapsarse, como le ha ocurrido a los Beltrán Leyva. No desaparecen, pero su poder ya no es el mismo.(…)

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