viernes, 17 de diciembre de 2010
[Ciro Gómez Leyva. La historia en breve] Fin de año en la Riviera Nayarit
El calendario ha sido venturoso y me permite terminar el año laboral haciendo un programa de radio en la Riviera Nayarit. Así, sin “a”, Nayarit.
Inevitable retrotraer la polémica de las últimas semanas con Héctor Aguilar Camín. Cuando uno toca una de estas partes de México tiene que darle la razón. Hay un país abatido, por donde pasó el diablo y sopló. Pero hay otro que bulle, con presente y futuro. La Riviera Nayarit parece un ejemplo perfecto de lo segundo.
Estudiaron Cancún y cuidan el desarrollo de las colonias de los trabajadores para que en una década no devengan pesadilla. Estudiaron la Riviera Maya y transformaron los Nuevo Vallarta, Bahía de Banderas, Sayulita y demás destinos individuales en una marca única, indivisible y, como gustan decir los mercadólogos, ganadora: Riviera Nayarit.
Le tienen un respeto casi místico a la naturaleza y entienden la rentabilidad de la calidad y la estética.
Resultado, se respira prosperidad, la gente trae la sonrisa en la cara, se han invertido 2 mil 600 millones de dólares en los últimos cuatro años, hay 7 mil 500 cuartos de hotel más que en 2005, uno de cada tres visitantes es extranjero. Y quizá lo más significativo en este 2010 de pesadilla nacional es que, según la Secretaría de Turismo local, la ocupación hotelera será de 100 por ciento en la segunda quincena de diciembre.
Aguilar Camín y Jorge Castañeda proponen en un ensayo en la revista Nexos de este mes que, más que nada, el México del mañana requerirá de un psicólogo y un publicista.
En las bahías de la Riviera Nayarit, insisto, habrá que darles la razón. Especialmente si se trata de la última Historia en breve del horribilis 2010. Felices fiestas. Nos vemos el 3 de enero.
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