lunes, 13 de diciembre de 2010
[Héctor Aguilar Camín. Día con día] Cifras y realidad
Usted nos da cifras, pero las cifras no son la realidad”, me dice un lector que me detiene en la calle. “Lo que importa es lo que la gente vive y siente”.
Me sorprende la cantidad y la calidad de la gente que desconfía de las cifras o que las critica porque se pretendería suplir u ocultar con ellas el movimiento real de la sociedad: lo que “la gente vive y siente”.
Sucede que las cifras también reflejan lo que la gente vive y lo que la gente siente. No otra cosa son las encuestas sobre todos los temas que aparecen sin cesar en los periódicos.
Es una de las ganancias de calidad de la opinión pública, pues las encuestas miden lo que antes se adivinaba: lo que vive y siente la gente de la economía, del gobierno, del país, de sí misma, y de por quién votar.
Estará loco quien pretenda retratar una sociedad echando sólo mano de sus cifras. Pero quien no ponga las cifras en su sitio, quien no parta de ellas para pensar, describir o comparar, habrá dejado fuera un indicador sustantivo de la realidad, estará en el reino subjetivo de la opinión o la experiencia propia.
Hay la opinión que penetra más allá de cualquier estadística y hay la experiencia personal que refleja mejor la intimidad de un hecho que cualquier medición.
Pero no son frecuentes esos toques de genio en la reflexión pública de todos los días. Más accesibles, más comparables, más elocuentes en la descripción inicial de los hechos, son las cifras.
Uno de los placeres de leer, por ejemplo, la revista The Economist, es la infaltable contextualización de las cifras pertinentes a propósito de cualquier tema. Es un recurso informativo que se echa de menos en nuestros diarios y revistas.
Es fácil mentir con estadísticas, lo sabemos, pero es mucho más fácil errar o equivocar el blanco emitiendo opiniones sin otro respaldo que la intuición o la sensibilidad personal.
Las cifras no son la realidad, pero ayudan a medirla, y bien utilizadas pueden alcanzar el rango de la revelación. Un maestro en el arte de utilizar cifras y números es Gabriel García Márquez.
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