No es común que un personaje se lleve cinco páginas en el suplemento Domingo, del diario El País. Algo bueno vieron los editores en la entrevista a Felipe Calderón para darle tantos caracteres en los días de Egipto, Japón y Libia.
Quizá no haya una gran nota en el largo texto de Javier Moreno, pero el conjunto es rotundamente noticioso y está cargado de frases para guardar.
El Presidente de la República se plantó ante un periodista de excelencia y, creo, logró desarrollar el mejor discurso del mejor Calderón. Nada mal para los tiempos que corren.
Con 36 mil muertos a cuestas, cifra que progresa geométricamente, como anota Moreno, Calderón se da el lujo de solazarse con esta frase, la esencial de las cinco páginas: “Veo ahora al mundo y pregunto dónde están los que dijeron que México era un Estado fallido”.
Es el mexicanísimo ¡tomen, cabrones! Ahora Calderón habla y el mundo escucha, marzo de 2011: “En nuestro país todos los días van a la escuela 36 millones de alumnos puntualmente. El país funciona. Tenemos poderes muy fuertes separados, independientes; y elecciones regulares, y no se persigue a la prensa”, etcétera, etcétera.
El sable del entrevistador va por la política, la economía, el embajador de Estados Unidos, sin poder tocar el peto del Presidente, que gana el duelo de esgrima. No era fácil.
Calderón talla, además, la metáfora de los tres muchachos a quienes la esposa dejó entrar a la cochera de la casa y, a base de pura lógica permisiva, se terminan quedando con la casa… y la esposa.
Supongo que los estrategas del PAN la pulirán y utilizarán ad nauseam de aquí a julio de 2012.
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