viernes, 11 de marzo de 2011

Congreso descompuesto



Síntesis (Puebla)
Género: Opinión
Publicación: 10 de marzo  de 2011  -10:30
Autor: Alfonso González

Varias son las razones por las que el Congreso del Estado y la LVIII Legislatura aún no toman el paso que deberían llevar, ni la organización y el control que el presidente de la Gran Comisión, Guillermo Aréchiga Santamaría, debe mantener en el Poder Legislativo y entre el resto de los diputados.

Sobre todo porque el Congreso se ha conducido más bien conforme a la inercia del trabajo que está ejecutando el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, quien ya metió a su ritmo de trabajo a 40 de los 41 legisladores poblanos.

El diputado 41, de Convergencia, José Juan Espinosa Torres, es quien no se ha dejado y mantiene a raya a la mayoría de los legisladores que parecen no tener ni voz, ni el más mínimo interés en proyectar la imagen de un Poder Legislativo independiente, justo, democrático y equilibrado.

La cámara de diputados local descompuso totalmente su esquema de trabajo y mantiene el trote del Poder Ejecutivo, cosa que no es nada conveniente para los 100 primeros días del gobierno del estado. Y es que si la intención del mandatario estatal es cumplir a cabalidad los proyectos y promesas establecidos durante su campaña -el año pasado-, debe fomentar la independencia y el equilibrio entre las distintas fuerzas partidistas con representación en la cámara de diputados.

Debe permitir que la oposición se muestre y se exprese sin tanto recato.

Más aún cuando la oposición en el Congreso apenas la representan los dirigentes de los partidos Convergencia y del Trabajo en Puebla, José Juan Espinosa y Zeferino Martínez Rodríguez, respectivamente, quienes han metido en aprietos al jefe de la mayoría de los diputados.

Lamentablemente en el caso del petista, éste sólo ha servido para hacer eco a las propuestas, denuncias y exigencias de su homólogo de Convergencia, quien a pesar de su fama de protagonista está mostrando inteligentemente el colmillo que como legislador -ya por dos ocasiones- ha afilado.

Es por ello que en el Congreso del Estado, me cuentan, muchas cosas aún no se han organizado. Así que la disidencia y anarquía legislativa se ha planchado a través de la palabra que tanto gusta mes con mes a los diputados, dinero.

En ese sentido, mis fuentes legislativas me dicen que los legisladores de oposición sólo así se han controlado. No han aguantado la tentación de estirar la mano para votar y para cobrar su jugosa dieta con un extra de por medio.

Sobre todo, me juran y perjuran, los diputados del PRI.

El caso es que se dice que a los legisladores más benévolos con las decisiones de la mayoría les tocan cañonazos, como dijera el clásico, de a tostonazo. Libres de polvo y paja.

Los priistas, insisto, los que forman parte de las comisiones más importantes parece que son los más beneficiados.

El coordinador de la bancada priista, el zavalista José Luis Márquez Martínez, es uno de ellos, y a eso atribuyen su apoyo incondicional a las iniciativas del gobierno.

Lo mismo sucede con otros legisladores del tricolor, quienes han mostrado su poca y muy pobre oposición a las disposiciones del gobierno debido a que, dicen, su partido está acabado.

Y es que no es casualidad que Enrique Doger Guerrero, David Huerta Ruiz, el mismo José Luis Márquez, Víctor Hugo Islas Hernández, Edgar Salomón Escorza, Jesús Morales Flores, Lauro Sánchez López, entre otros, permanezcan tan callados.

Quien sabe cual sea su estrategia personal, pero su comportamiento no está ayudando en nada a su partido. Mucho menos si actúan como Edgar Salomón, quien se ostenta como un gestor más del gobierno de Rafael Moreno Valle y amigo íntimo de sus nuevos funcionarios.

Así las cosas en el Congreso del Estado donde, referente a la cuenta pública del exgobernador Mario Marín Torres, nomás no creo que pase nada. Eso sí, nuestros diputados siguen cobrando y cobrando…


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