martes, 1 de marzo de 2011

[Leo Zuckermann. Juegos de poder] Los viejecitos del PRI



No sé por qué, pero conforme uno envejece se desarrolla una especie de nostalgia por los tiempos idos que fueron mejores a los de ahora. En todos los ámbitos. ¿Futbol? Hombre, antes sí que había buenos equipos; los jugadores se partían el alma por su camiseta; ahora es puro negocio. 

¿Política? Los políticos de antaño sí que tenían sensibilidad social y manejaban con maña e inteligencia los asuntos del poder. ¿Economía? Antes sí que había oportunidades en este país; la gente cambiaba de coche cada año. ¿Moral? En el pasado los valores sí contaban; ahora los muchachos son unos descarriados. ¿Coches? Ni comparación: eran mejores los de antes. En fin…

Esta actitud siempre me ha chocado. Me parece de viejecitos necios tomando el café por las mañanas. Ni todo fue mejor en el pasado ni todo es mejor en el presente. Es más, yo creo que hoy en día hay más cosas buenas que antaño. Pero, ¿a qué viene toda esta discusión? A las declaraciones de Sócrates Rizzo. Cuestionado en una conferencia sobre el actual problema de inseguridad relacionada con el narcotráfico, el ex gobernador de Nuevo León dijo que antes “de alguna manera se tenía resuelto el problema del tránsito”. Comentó que “lo que cuentan los viejos es que había un control desde el gobierno, el Ejército controlaba”. Según él “había un Estado fuerte y un Presidente fuerte y una Procuraduría fuerte y había un control férreo del Ejército. 

De alguna manera les decían: ‘Tú pasas por aquí, tú por aquí, tú por aquí, pero no me toques aquí estos lugares’”. “Lo que controlaban los gobiernos priistas era que ese tráfico [de drogas] no perturbara la paz social”, concluyó la narrativa del político de lo que sucedía en el pasado.
Pero llegó la alternancia en el poder. De acuerdo con Rizzo: “Es natural que, al cambiar, los nuevos funcionarios públicos entren sin experiencia, [y] con el fin de hacer las cosas diferentes y no tomar consejos anteriores porque no querían oír nada del PRI”. 

Los nuevos gobiernos panistas “no tomaron consejos de cómo se manejaban las cosas y se aflojaron los mecanismos de disciplina, de control y ahora vemos los resultados”. ¿Cuáles? Pues que “ahora tenemos un problema de consumo interno y un problema de crimen desorganizado por robos, extorsiones y es otro mundo”, remató Rizzo.
Ante la oleada de críticas que recibió, sobre todo de sus correligionarios priistas, Rizzo tuvo que retractarse. Sin embargo, su narrativa ya la he escuchado en varias ocasiones. El asunto se resume a que los gobiernos del PRI controlaban el narcotráfico y administraban la violencia, los del PAN no; ergo, los tiempos del priismo eran mejores ya que no había matazones, secuestros y extorsiones.

Se trata, me parece, de la versión simplista e idílica del viejecito tomando café con sus amigos suspirando por aquellos tiempos mejores donde todo era una belleza. Un pasado romántico donde el país funcionaba como reloj suizo. Donde no había violencia porque así lo decretaba el señor Presidente de la República. Donde todos, hasta los narcos, acataban las órdenes que se expedían desde Los Pinos. En suma, el suspiro por el orden que se nos fue. (…)

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