La disidente sección 22 del SNTE dio al gobernador de Oaxaca un mes de plazo para que despida al director del Instituto de Educación estatal y a los secretarios de Gobierno y de Seguridad Pública.
El tercero de ellos, Marco Tulio López Escamilla, sobrevivió al ataque pandillero de que fue víctima por parte de los que claman por su cese.
Azael Santiago Chepi, líder de la más impresentable facción docente del país, anticipó una presión “prudente y responsable” para que Gabino Cué satisfaga la cínica exigencia: dos paros totales de lo que supone “labores” (el 25 de febrero y el 8 de marzo), así como diversas “marchas regionales”.
El 19 de marzo, advirtió, habrá otra “asamblea” que, de acuerdo con la respuesta del gobernador, determinará lo que siga.
Por demencial que parezca, la cachetonería de Azael es algo comprensible si se recuerda que desde el propio gobierno de Oaxaca se le ha alentado, con las innecesarias y demagógicas “disculpas” de Cué y la insensata “solicitud” de la coordinadora de Derechos Humanos de Cué, Eréndira Cruzvillegas, a las comisiones Estatal y Nacional del ramo, para que “investiguen al posible uso desproporcionado de la fuerza pública…”.
Sin embargo, para desgracia y vergüenza (es improbable que la tengan) de Azael y sus golpeadores, lo que pasó el martes pasado en Oaxaca quedó grabado en todos los videos que se han difundido: quienes iniciaron la violenta embestida contra las autoridades locales y federales fueron los profes.
En ellos consta la golpiza de unos miserables a una mujer policía (federal) que, después de recibir un puñetazo en la cara, fue molida a patadas por la turba.
También las escenas en que se ve al secretario de Seguridad Pública local, primero tratando de dialogar con los atacantes y, después, agredido y a punto de perder, además del saco, el físico.(…)
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