El Financiero
Género: Columna
Publicación: 21 de febrero de 2011
Autor: Alejandro Ramos Esquivel
Web: No disponible
En la lucha del poder por el poder, que caracteriza la política electoral en México, la llamada izquierda ha entrado en franca picada.
La virtual renuncia, disfrazada de "licencia" al PRD, del excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, representa una fractura mayor en el partido del sol azteca, de la cual difícilmente podrá recuperarse.
Pero no sólo el PRD sale mermado, también se debilitan electoralmente el PT y Convergencia, los otros partidos de izquierda, que según sus dirigentes se han propuesto hacer frente común para competir por la Presidencia de la República en 2012.
La manzana de la discordia en esta nueva ruptura de la llamada izquierda mexicana han sido las alianzas con "la derecha", el PAN, con el único y exclusivo propósito de impedir que el PRI regrese a Los Pinos.
Dichas alianzas les dieron buen resultado al PAN y la izquierda en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, donde ganaron las elecciones, pero más allá de los triunfos electorales, no pudieron concretar, al menos hasta ahora, gobiernos sólidos ni con proyectos definidos.
En ese sentido, las alianzas entre "el agua y el aceite", como fueron calificadas aun por militantes tanto de izquierda como de derecha, no arrojaron ningún resultado positivo, más allá de su claro propósito electoral.
Y es justamente una de estas alianzas, la que proponen las dirigencias de PAN y PRD para competir por la gubernatura del Estado de México, la que precipitó un nuevo episodio de las interminables confrontaciones entre los militantes de la izquierda.
López Obrador ya no esperó más para "tirar la toalla" y pidió "licencia", ante la decisión del PRD de organizar una consulta partidista para determinar, a fines de marzo, si hay o no alianza con el PAN en busca de la gubernatura, que ahora está en manos del PRI y tiene como estandarte al favorito en todas las encuestas para la elección presidencial de 2012, Enrique Peña Nieto.
El tabasqueño y sus seguidores, que ahora se aglutinan mayoritariamente en el PT y Convergencia, censuró esta alianza con "el partido que le robó la elección en el 2006" y dijo que no volverá al PRD, en tanto se mantenga una dirigencia entreguista y sin memoria.
Al conocer la decisión de López Obrador, el actual líder nacional del PRD, Jesús Ortega, le pidió serenidad y dijo que con su acción, el tabasqueño favorece al PRI y al gobernador Peña Nieto.
Lo cierto es que la nueva escisión en el partido del sol azteca no es menor, dado que el "lopezobradorismo" es una corriente real y probablemente mayoritaria, como en su momento lo fue el cardenismo, hasta que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas también optó por alejarse, aunque sin mucho ruido, de las filas del instituto político del que fue fundador.
De hecho, una opción de reagrupamiento de las corrientes del PRD fracasó recientemente, cuando Lázaro Cárdenas Batel, hijo del ingeniero Cuauhtémoc y exgobernador de Michoacán, declinó una propuesta para convertirse en líder del PRD, en sustitución de Jesús Ortega, quien finaliza su gestión en marzo próximo.
En este entorno, la perspectiva del PRD es quedar a la deriva, toda vez que además de las confrontaciones con los "lopezobradoristas", la actual dirigencia también es severamente cuestionada por las llamadas "tribus" y "bandas" que conforman sus diversas corrientes y sectores.
Un problema inmediato es resolver el asunto del Estado de México, ya que es muy probable que junto con "el Peje" también pida licencia Alejandro Encinas, quien ya había logrado un buen grado de aceptación para ser el "abanderado" de la izquierda (sin alianza con el PAN) en la competencia por la gubernatura de esa entidad.
En su solicitud de licencia, López Obrador dice que ésta durará el "tiempo en que se mantenga el contubernio de los dirigentes nacionales del PRD con Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional (PAN)".
En su carta licencia, el tabasqueño subraya que ha decidido dedicar todo su tiempo a "seguir fortaleciendo el Movimiento Regeneración Nacional, en el cual participan militantes del PRD, PT, Convergencia y ciudadanos sin partido".
Como se ve, la ruptura es total, y por si algo faltara, pudiera alcanzar a Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal, quien sí es partidario de las alianzas "antiPRI", y junto con López Obrador se ha apuntado a competir por la candidatura de la izquierda, cualquier cosa que esto signifique, en la elección presidencial.
Por lo que se refiere al Estado de México, Encinas está en la línea de López Obrador de rechazar cualquier alianza con el PAN, lo mismo que Yeidckol Polevnsky, quien también había sido propuesta por la corriente "pejista" como posible candidata a la gubernatura.
Al comentar esta situación, los "antilopezobradoristas" dijeron que no hay de qué preocuparse, que la consulta para la eventual alianza con el PAN se realizará como está programada, y en todo caso, hay otros aspirantes que pueden representar a la izquierda, el ambientalista Ramón Ojeda Mestre y Purificación Carpinteiro, exsubsecretaria de Comunicaciones y Transportes, en el gobierno del presidente Calderón.
Es claro que se trata de un "pleito electorero", del poder por el poder, y del cual el PRI espera que dé al traste con cualquier alianza, en tanto que el PAN apostaría que lo que quede del PRD respaldara, así fuese de facto, al abanderado del albiazul en el Estado de México.
Canal 40, cinco años
Se cumplen cinco años de que Canal 40, bajo la dirección de Luis Armando Melgar, inició un proyecto que ya es una realidad y representa una opción distinta en el espectro televisivo del país.
A lo largo de un lustro, Canal 40 ha consolidado una programación diversa, que gradualmente le ha generado una mayor audiencia, de manera particular la que busca una televisión inteligente. Felicidades y muchos años de éstos.
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