Género: Columna
Publicación: 21de febrero de 2011
Autor: Adrián Trejo
Todo pinta para que tres coaliciones disputen en julio próximo la gubernatura del Estado de México: PRI-Verde-Nueva Alianza, PRD-PAN y PT-Convergencia y una sección del PRD identificada con Andrés Manuel López Obrador.
La decisión del PRD y el PAN de “someter a consulta’’ una eventual alianza —que no es más que una puesta en escena para validar una decisión tomada en las alturas y no precisamente en el cielo— provocó que el ciclón de Macuspana decidiera “pedir permiso’’ para separarse del partido del sol azteca y de los “chuchos’’ que lo administran.
Alejandro Encinas ya dijo que no será el candidato de esa alianza pero que sí será candidato; en tanto que en el PAN y PRD siguen en la búsqueda de lo que han dado en llamar “un candidato transversal’’, es decir, un candidato que sea bien aceptado tanto por la militancia perredista como la panista. En esa definición no encajan ni Encinas —que ya se descartó—, ni Luis Felipe Bravo Mena, a quien los perredistas que incluso simpatizan con la alianza ven como uno de los representantes del yunquismo.
Si López Obrador consigue concretar la alianza con el PT y Convergencia, el más agradecido será el PRI, porque es innegable que la campaña que realiza en territorio mexiquense desde hace varios meses le rendirá frutos. En tanto que el éxito de la alianza PRD-PAN depende, en buena medida, del candidato; los estados en los que su sociedad les ha funcionado, todas, sin excepción, han llevado a un candidato priista. Y eso es lo que siguen buscando, que algún resentido del tricolor pueda abanderar su matrimonio por conveniencia en el Estado de México. Ello explica, a su vez, por qué el gobernador Enrique Peña Nieto ha tardado en decidir quién será el elegido. Se pondrá bueno.
El sábado por la tarde el Partido del Trabajo celebró un consejo nacional en el que se determinó postular al senador Ricardo Monreal Ávila como su candidato a la jefatura de Gobierno del DF. La decisión será ratificada en los próximos días, pero será sólo una cuestión de trámite, pues no habrá ningún otro precandidato. Así que el PT es el primer partido en jugar abiertamente sus cartas de cara a la sucesión de Marcelo Ebrard; la intención es que Convergencia se sume a la candidatura de Monreal y que éste, con el apoyo de López Obrador, se lleve consigo a ese sector del perredismo que le sigue siendo leal al tabasqueño, que, por cierto, en el DF si pesa.
A ver de qué está hecho el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, pues sus supuestos aliados le están poniendo las peras a peso.
Los vánda…, perdón, los profesores de la sección 22 ya hicieron un calendario para sus protestas y manifestaciones con las que pretenden que Cué corra a cuatro de sus secretarios de gabinete.
Lo mismo le hicieron a Ulises Ruiz; lo están calando, a ver hasta dónde lo pueden apretar.
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