Celebrado después del ataque contra agentes de migración estadunidenses que se encontraban en territorio mexicano, el Día del Ejército mexicano sirvió para posicionar la dimensión del problema de la delincuencia con cuando menos tres mensajes que debieran ser leídos con cuidado en la Casa Blanca:
1.- El ejército mexicano combate la fase de la trasnacionalización del crimen organizado, por lo que se trata de una labor de seguridad nacional. Es decir, que el problema del narco en México involucra a las mafias de Sudamérica que envían droga a través de México y a los cárteles de los Estados Unidos que manejan distribución y lavado de dinero.
2.- Ante las señalas insidiosas de los EU cuestionando al papel del ejército mexicano en la lucha contra el narco, Calderón fue muy claro en mandar misiles discursivos que deben leerse en Washington sin decodificadores para entender los escenarios de invasión estadunidense a Irak y Afganistán: el mexicano no es un ejército de ocupación de otro país, “no están invadiendo ninguna nación, ni territorio extranjero” y las fuerzas armadas mexicanas “no están visionando apoderarse de recursos naturales”.
3.- La intervención de las fuerzas armadas, que tanto preocupa a Washington porque no han podido penetrar a las instituciones castrenses mexicanas y por ello la campaña de desprestigio del gobierno estadunidense, es más que legal: “el Estado actúa en defensa propia frente a la criminalidad, que atenta contra la sociedad mexicana; actúa por mandato de la Constitución, que es expresión de la voz de los ciudadanos, que exigen justicia y libertad”.
Los discursos del presidente Calderón y del secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, precisaron las definiciones que diplomáticos estadunidenses en México y la comunidad de los servicios de inteligencia, seguridad nacional y halconismo militar se habían encargado de distorsionar --con declaraciones oficiales y vía revelaciones en Wikileaks-- para beneficiar los intereses expansionistas de Washington, hoy con Barack Obama igual y con la misma lógica que con George W. Bush.(…)
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