viernes, 25 de febrero de 2011

[Jorge Fernández Menéndez. Razones] De Al-Qaeda a Los Zetas



La captura de la célula de Los Zetas que supuestamente asesinó al agente de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, Jaime Zapata, debe ser considerada un éxito en una situación compleja, que había vulnerado en muchos sentidos la relación entre México y Estados Unidos. El que coincidiera el anuncio de esa detención con el de la visita del presidente Felipe Calderón a Washington, que se realizará el 2 y el 3 de marzo próximo, ayudó, por una parte, a allanar, no el fondo, pero sí las formas por las que pudiera transitar ese encuentro, sino también la amplia agenda que gira en torno a la seguridad entre los dos países.

La comunicación del presidente Calderón y Barack Obama ha sido buena, eso se pudo atestiguar en la visita de Estado de hace ya nueve meses y en los sucesivos encuentros que han mantenido (este sería el quinto, además de los que se han presentado en reuniones multilaterales) pero, como bien decía ayer un reportaje publicado en Excélsior, el mayor problema que está teniendo Estados Unidos para trabajar con México en estos temas pasa por no saber identificar correctamente el fenómeno al que debe enfrentarse.

Las formas que ha adoptado el narcotráfico en México le son difíciles de identificar, de la misma manera que el tipo de movimiento terrorista que creó Al-Qaeda se alejaba de la lógica con la que actuaban en el pasado esos grupos y por eso no pudieron prever el 11-S. Por eso, la insistencia en el narcoterrorismo y la narcoinsurgencia de parte de funcionarios estadunidenses, algunos de ellos cargados de una visión maniquea de México, pero muchos otros bien informados e intencionados.

El ataque a Zapata y su compañero en San Luis Potosí lo demuestra. Los de  Los Zetas fueron detenidos por elementos de la Secretaría de la Defensa, luego, aseguran las fuentes militares, de un seguimiento que había comenzado varias semanas atrás, y que en realidad interceptaron y agredieron a esos dos agentes estadunidenses porque pensaron que eran integrantes del cártel de Sinaloa. Sin embargo, esos agentes se identificaron como tales e iban en una camioneta con placas diplomáticas. (…)

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